1. La vida promiscua de una mujer casada (01)


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... medio por el surco que dividía mi trasero—, eres una mujer ciertamente transgresiva, maliciosa, traviesa... —en ese momento ya no tuve duda, eso lo sabía de seguro por mi amiga quien le había hablado de mí—, aunque un poco estrecha» —terminó por decir.
    
    «¿Estrecha...?», le dije con verdadera extrañeza.
    
    «Sí, justo de aquí eres estrecha» —y clavó uno de sus dedos en mi ano, aunque aún sobre mi ropa.
    
    La presión fue tan fuerte que di un brinco y emití un pequeño grito inevitable, pues me había tomado por sorpresa.
    
    «¡Cuidado...!, mi marido está ahí» —dije señalando lo obvio.
    
    Sin importarle que nos viera la gente Alfonzo me besó con una pasión exacerbada.
    
    Tras separarse nuestros labios volteé hacia ti temiendo lo peor, pero me di cuenta de que tú no me mirabas gracias a que Adela te hacía la conversación. Bien supuse que ella lo hacía a consciencia para brindarme la oportunidad de...”
    
    “¿De ponerme los cuernos...?”, respondió mi marido.
    
    “Ajá”, le contesté a Joel viendo cómo se estaba excitando, tal como siempre pasaba cuando le contaba mis travesuras que para él eran tan sólo fantasías. Le había hecho creer eso desde que comencé a tener ese tipo de aventuras. Joel creía que todo ello me lo inventaba para que él se excitara y así tuviéramos mejor sexo, en parte era cierto, me gustaba verlo excitarse pero... pobre esposo mío, lejos estaba de darse cuenta de que lo que le contaba eran verdaderas experiencias. Es muy crédulo, siempre lo ha sido. Yo gozaba ...
    ... siéndole infiel y él lo hacía al escucharme.
    
    Y es que nuestro matrimonio antes de mis aventuras era tan aburrido que yo lo hubiese dejado, si no fuera por nuestros hijos, sólo por ellos me mantenía unida a él. Aunque, a decir verdad, desde que le contaba “mis fantasías” Joel había mejorado mucho en la cama. Confieso que me gusta montarlo a la vez que lo veo excitarse por mis aventuras. Nunca antes me deseó tanto.
    
    «¿Y ya en el baño que hicieron?» —me preguntó Joel mientras deslizaba un dedo al interior de mi vagina. Ambos estábamos volcados en la cama disfrutando de nuestros cuerpos mientras que yo le contaba mi historia.
    
    “Pues como estaba segura de que Adela te distraería me dejé hacer por Alfonzo.
    
    Nada más entramos al baño no le importó que hubiese un par de personas allí, me colocó delante de los lavabos y subió mi falda.
    
    Apoyada en el improvisado altar me sentí expuesta, no te miento. Alfonzo se hincó sin vergüenza alguna y besó cada una de mis nalgas sin pena de que lo vieran.
    
    «No tienes porqué sentirte avergonzada» —me dijo.
    
    «¿Acaso no es un hermoso culo?» —les preguntó a quienes nos observaban.
    
    Por medio del espejo vi que ellos se quedaban estupefactos, y eso que aún traía las pantaletas puestas. Sin embargo Alfonzo me las bajó y el espectáculo para aquellos fue a mayor. Al tener mis glúteos desnudos ante él los circundó con ambas manos, separó ambos gajos de carne y metiendo su cara por en medio metió su lengua en mi ano. La sensación fue... no sé cómo ...