1. La vida promiscua de una mujer casada (01)


    Fecha: 11/06/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... risa. Joel se me fue encima y nos revolcamos sobre las sábanas como un par de chiquillos haciéndonos travesuras.
    
    Mi marido que estaba bien erecto por lo que le había contado se resguardó dentro de mí como tan sólo unas horas lo había hecho Alfonzo. Le seguí contando detalles de mi cópula con aquél y así continué estimulándolo. Le conté cómo Alfonzo marcaba el ritmo de la cópula al sujetarme de mis nalgas con total dominio y fuerza que yo sólo me dejaba cargar. Sus manos me subían y bajaban provocando en ambos el placer de la unión sexual.
    
    “Hacíamos mucho ruido; el asiento de plástico del sanitario no dejaba de golpear con éste debido a nuestros brincos. De seguro más de una se daría cuenta de lo que hacíamos ahí adentro. Las características sonoras del lugar tampoco ayudaban. No obstante seguíamos, poco nos importaba el mundo exterior en ese pequeño espacio en donde nos uníamos en el placer sexual del ayuntamiento. Bueno, por lo menos hasta que...”
    
    “¡¿Hasta qué?!”
    
    “Hasta que Adela fue en mi busca. Me ...
    ... sorprendió pues se asomó por debajo de la puerta del excusado llamándome por mi nombre.
    
    Paramos lentamente nuestro muelleo.
    
    «Oye, tu esposo te está buscando» —me dijo.
    
    Desde donde estaba Adela vio los testículos de Alfonzo que era la única parte visible del aparato sexual que en ese momento me estaba yo tragando, y ella me lo hizo saber.
    
    «Caray amiga, se ve que la han pasado muy bien» —me comentó al ser testigo de nuestros sudores ahí abajo.
    
    Nada tonto, Alfonzo respondió: «Dile a su esposo que ahora va, pero primero debemos concluir adecuadamente lo que empezamos.
    
    Y volvió a cargarme de las nalgas iniciando nuevamente el movimiento copular con ímpetu. Bien sabía que debíamos terminar antes de que nos descubrieras.”
    
    “¿Qué pasó con Adela?”
    
    “Adela disfrutó un instante de la vista y luego se fue.”
    
    “Entonces, ¿terminó? ¿Se vino dentro de ti?”
    
    “Sí” —respondí en algo que fue más un gemido pues en ese momento mi esposo también se estaba viniendo. Me inseminaba igual que lo había hecho Alfonzo. 
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