Terapia de pareja
Fecha: 19/06/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... sometida a las órdenes del doctor, a tal punto, que este ya ni siquiera consultaba con ella, dando por hecho que estaba dispuesta a obedecer a todo —Tomaré su silencio como un sí —dijo el Dr. Ferrari.
Desabrochó el corpiño de la chica. La abrazó por detrás, le dio un beso, mientras masajeaba sus tetas con una mano, y con la otra tomó la tira de la tanguita y la bajó, muy despacito.
Hernán sintió un fuerte dolor en la entrepierna, y se dio cuenta que su miembro estaba tan tieso, que se sentía muy presionado por el pantalón. Sin moverse de su asiento, se desabrochó el cinturón, y se bajó el cierre. Liberó su verga y se encontró con que estaba como a punto de explotar. Se acomodó, y dejando sus prejuicios de lado, se dispuso a ver el espectáculo.
Lucía sentía la potente erección del doctor en sus nalgas desnudas, al tiempo que sentía cómo sus pechos se hinchaban por el constante masaje del hombre. Luego, unos dedos hábiles se concentraron en sus muslos, y su sexo no pudo evitar mojarse.
— Venga —dijo el doctor, interrumpiéndose. Se sentó al lado de Hernán, justo donde antes estaba su novia. Agarró un almohadón del sofá, y lo puso en el piso, frente a él. — Arrodíllese acá, por favor. —Le indicó a Lucía.
Ella lo hizo. Se arrodilló frente al doctor. Su novio tenía su miembro afuera, y era muy tentador metérsela en la boca. Pero eso no era lo que el Dr. Ferrari quería.
— Ahora Hernán, observe muy bien, y trate de recordarlo para la próxima vez que esté con su ...
... novia. Eso, seguramente, ayudará a que su sexo se mantenga firme, así como está ahora, pero por mucho tiempo. —El doctor liberó su verga morcilloza. Era petisa pero gruesa, y su vello pubiano era abundante, como su barba. —Lucía, ya sabe lo que tiene que hacer.
Lucía agarró el tronco y miró a su novio. Se permitió sonreír por primera vez desde que comenzaron con el experimento. Él le devolvió la sonrisa, aunque parecía algo forzada. Masajeó el sexo del doctor, luego lamió apenas la punta. El terapeuta, por primera vez, evidenció su placer al estremecerse cuando sintió cómo su glande fue estimulado. Luego Lucía comenzó con la verdadera mamada.
Hernán observaba atónito cómo la boca de la mujer que amaba era violada por esa verga gorda. El doctor acariciaba la cabeza de Lucía y tenía el torso inclinado hacia atrás, y los ojos cerrados. Los labios gruesos de la chica saboreaban la piel gruesa del tronco, mientras con su lengua succionaba la cabeza de la pija, y ya comenzaba a percibir cierta viscosidad en su paladar. Sus ojos se desviaron hacía su amado, sin dejar de petear, y esa imagen, para Hernán, fue demasiado morbosa como para poder aguantarlo.
Se levantó de un salto, y se desvistió en un santiamén. El doctor pareció sorprendido, pero no dijo nada. Lucía no dejaba de mamar. Hernán se arrodilló detrás de ella.
— Muy bien Hernán. Tome las riendas de su relación, cójasela a su gusto, sin preocuparse por satisfacerla. De eso ya me encargaré yo.
Hernán la agarró de ...