Secuestrada y obligada a prostituirme
Fecha: 24/06/2022,
Categorías:
Transexuales
Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
Ese día al despertar noté de inmediato dos cosas: primero, no estaba en mi dormitorio, y segundo, tenía semen por toda la cara. ¿Qué había pasado? ¿Qué hora era realmente? ¿Dónde estoy? ¿Cómo llegué aquí? Y sobre todo, ¿de quién, o quienes, era todo ese esperma que cubría mi rostro?
A medida que despertaba me empezaba a dar cuenta: no estaba en un dormitorio, sino una especie de depósito. Solo había el colchón en el suelo, una silla, pero no habían ventanas, sólo una pequeña que daban hacia un pasillo; las paredes y el techo tenían espejos por todos lados; la puerta, de madera vieja, estaba cerrada, pero aun así podía escuchar ruido afuera. Encontré algo de papel toalla para limpiarme el rostro. Miré mi ropa: llevaba lo que acostumbro usar cuando salgo a los bares: mis tacones altos, medias de malla, mi corset negro con liguero y claro, una trucita tipo thong con encajes. Lo demás, mi minifalda y casaca de cuero estaban tiradas sobre la silla.
Miré por la ventanita y noté que daba a un largo pasillo, con muchas puertas. Decidida a resolver mis dudas, abrí la puerta: no lo podía creer. Lo primero que llamó mi atención fueron las luces rojas que alumbraban el lugar; y luego, las otras chicas trans, vestidas casi igual que yo, paradas al lado de cada puerta. Sí, estaba en un prostíbulo. ¿Cómo diablos había llegado allí? Hice memoria. Era sábado por la noche; fui a un bar con unas amigas trans, a tomar unas copas y con suerte, conseguirnos una buena pieza. Conocimos a ...
... unos chicos con quienes compartimos tragos, caricias, e incluso creo que llegué a masturbar a uno de ellos. Y luego, mi mente quedó en blanco. ¿Qué le pusieron a los tragos? No había duda de que algo había pasado desde ese último trago. Tampoco sabía qué había pasado con las dos amigas que me acompañaban esa noche. El piso parecía moverse. “¿Estoy mareada o acaso estamos en un barco?” pensé.
Era claro entonces que me habían drogado y así, traído a un prostíbulo y que, por el semen que encontré en mi cara (y que además ahora chorreaba desde mi culito por mi pierna) ya se habían aprovechado de mí. Noté a varios hombres caminando por el pasillo, creo que todos eran tipos buscando putas. Entraban de uno, dos, hasta tres por cuarto. No tenía cómo escapar ni pedir ayuda; mi celular, documentos, llaves, todos habían desaparecido.
Y de pronto, llegó mi turno…
Dos tipos, quizá en sus cincuentas, se acercaron a mi cuarto, claro, con ganas de cogerme.
“hey, danos servicio completo”
¿Uh? ¿De qué hablaban? ¿Así nada más?
“vamos que no tenemos toda la noche”
Y sin pensarlo me empujaron al interior del cuarto, cerrando la puerta. Sin dejar pasar más tiempo, me arrancaron las panties. “Esto no será solo sexo” pensé: “esto será casi una violación”
Se desnudaron rápidamente y luego me lanzaron sobre el colchón.
“ponte en cuatro putita”
Sabía que no tenía sentido negarse. Eran dos tipos fornidos, fuera de forma, pero aun así, se veían bastante fuertes y rudos. Ambos ...