1. Mar rojo


    Fecha: 26/07/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    Era verano, mi mamá, su novio y yo, íbamos de camino a la playa. Estaba muy contenta, me encantaban los días de sol, arena y mar.
    
    Era la primera vez que salíamos de vacaciones desde que mis padres se separarán cuatro años atrás. Mi madre no se había animado a salir de su estado depresivo hasta que conociese a su ahora amante, y seguramente, su futuro esposo.
    
    Claro, quien no se iba a enamorar de un hombre así, es muy guapo, fornido, apuesto, tiene un cuerpo como para comérselo a besos, unos ojos que te enamoras, y la sonrisa más hermosa del mundo.
    
    Señales
    
    Sé que casi me dobla la edad, pero debo confesar que me gustaba muchísimo. Segura estaba que él también lo sabía. No he podido contenerme a insinuarle en un par de ocasiones. Aunque se le nota que está bien encaminado por mi madre, también resulta evidente que no le parezco mala opción, a manera de complemento.
    
    Ya en más de una ocasión le he coqueteado con ropa ajustada, tops diminutos y faldas cortas que me acentúan mi lozano cuerpo delgado, cintura estrecha, pechos pequeños y mi colita colegial.
    
    Ese día, de camino a la playa, no podía dejar de verlo desde el asiento trasero en el autobús. Platicaba con mi madre todo el trayecto. Me encantaba su sonrisa, es tan natural, tan sincera y fresca, que me perdía en ella.
    
    En un principio el bus estaba completamente lleno, pero a medida que nos acercábamos a la costa, los asientos poco a poco quedaban más vacíos en cada estación antes de arribar a la ...
    ... terminal camionera de la ruta.
    
    Y las caricias subían de tono. Se notaba que se traían unas buenas ganas de follar. Mi padrastro se agasajaba con el exuberante cuerpo de mi madre; tocando su cintura, caderas, piernas y seguramente sus nalgas mientras se besaban cada vez con más furor.
    
    Ahora con el camión más vacío, no tenían el más pequeño pudor. Y yo les miraba desde su derecha, a una fila detrás. Nada más de verlos ya me estaban calentando. Cómo me moría de envidia por ser mi madre. No había nada que quisiese más que encarnarme en su cuerpo en ese mismo instante. Quería sentir esos grandes y fornidos brazos de su novio en mi pequeño cuerpo. Cuando los miraba perdiéndose en sus carisias, viendo a mi madre dejarse agasajar cual ramera en club privado.
    
    Y no pude más. Aprovechando también de la escasa muchedumbre, me recosté en el asiendo doble, ahora solo para mí. Con la espalda a la ventanilla separé mis piernas y deslicé mi mano por debajo de mi minifalda hasta tocarme por encima de las bragas cuales ya tenía completamente mojadas.
    
    No podía creer lo excitada que estaba, realmente me habían puesto caliente como la mismísima playa a la cual arribábamos, mientras miraba a mi madre y a su apuesto compañero comiéndose a besos como si estuviesen a punto de follar ahí mismo.
    
    Mi mente volaba, recreando cientos de fantasías, en todas ellas follando con mi padrastro. Imaginaba su pene, seguramente enorme y musculoso como el resto de su cuerpo, cuando mi cuerpo sucumbía a mi ...
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