1. Mar rojo


    Fecha: 26/07/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... mar.
    
    Por fin solos. Finalmente me había quedado a solas con mi padrastro, con el guapo hombre de mi madre, quien ahora sería mío. Entonces me paré a un lado de mi ropa, y sin más, comencé a quitarme mi pijama. Primero la parte de arriba, desnudando mi torso pues no vestía nada debajo. Sin mirar a mi padrastro me bajé la parte inferior de mi conjunto de noche dándole la espalda para pararle mis blancas pompitas juveniles en su cara, y me metí al baño con tolla en mano.
    
    Sabía que me había visto, y segura estaba que lo volvía loco. No había hombre en el planeta que se pudiese resistir a la tentación de una lolita como yo.
    
    Así, salía del baño solo con mi toalla envuelta en mi desnudo cuerpo. Estaba realmente caliente, me sentía en vedad excitada mientras me paseaba delante de su cama, donde mi padrastro intentaba concentrarse en su ordenador portátil posado sobre su regazo. Ahí, dejé caer mi toalla con todo descaro frente a él.
    
    Sin decir palabra comencé a untarme mi crema humectante con extrema seducción por todo mi esbelto cuerpo, exponiendo toda mi piel blanca, mis pezones rosados, y mi sexo velludito. Entonces me acerqué a su cama, y sin titubeos le pedí que me ayudara a ponerme la crema en el resto de mi cuerpo.
    
    Incrédulo, el novio de mi madre se quitó la computadora de sus piernas, haciéndola a un lado, al mismo tiempo develándome su tremenda y enorme polla completamente parada debajo de sus bermudas. Aquella visión me excitó tanto que comencé a temblar de ...
    ... ansiedad. No había otra cosa que más quisiera que ver ese descomunal pene, tocarlo, chuparlo, mamarlo y por su puesto probarlo dentro de mí.
    
    Sentía sus manos viriles y fuertes recorriendo mi delicada y femenina piel. Gozaba con sus caricias entregándome por completo, cuando sus palmas llegaban a mi espalda baja. Entonces le paré el trasero como insinuando, o más bien suplicando que lo atendiese, así como disfrutaba de tentar las nalgas de mi madre, ahora lo hiciese con las mías.
    
    Y lo entendió. No pudo resistirse más y finalmente me tocaba mis nalgas, cada glúteo, sobándome con descaro mis redondeados y suaves músculos; por arriba, por debajo, entre mi rayita y alrededor hasta mis piernas. Y yo encantada, disfrutando al fin de su atención, de sus manos y sus caricias.
    
    Entonces me giré para quedar de frente. De inmediato posaba sus grandes dedos sobre mis pequeñas y tiernas tetillas. Me encantaba, dejaba que recurriese cada centímetro de mi piel, era suya, podía hacer lo que quisiese con migo. Estaba tan excitada que sentía mi entrepierna completamente mojada, y caliente como nunca. Me di vuelta de nuevo, esta vez recargándome un poco en el borde de la cama, levantándole mi colita para que abusara de ella como le placiera.
    
    Lo dudó, sabía lo que quería, pero aún no sucumbía a sus bajos instintos. –Dámelo. –Le dije, desanudando mi garganta cerrada de lo excitada como zorrita que estaba. –No, no es correcto. –Me respondía balbuceando de nervios. –No es nada. Ya tengo la ...
«1234...8»