1. Mar rojo


    Fecha: 26/07/2022, Categorías: Primera Vez Autor: Erothic, Fuente: CuentoRelatos

    ... imaginación y mis carisias, dándome placer con los delgados y largos dedos de mi mano estrujando mi mojada vagina bajo mis calzoncillos blancos.
    
    Y es que, a mis diecinueve años, aún no había tenido mi primera vez, y no había nada que deseara más que desvirgarme cuanto antes. Qué mejor que con ese musculoso y encantador hombre, quien se deleitaba con el cuerpo de mi madre, al mismo tiempo excitándome más y más.
    
    Sentía mis estrechos labios vaginales estremecer, al llenarse del poderoso flujo sanguíneo bombeando fuerte desde mi enérgico corazón. Enseguida, deslicé mi mano por debajo de mi ropa interior, buscando con desesperación mi ardiente parte íntima con mis flacos dedos hasta lograr introducir un par de ellos en mi ardiente sexo, sintiendo como se llenaban de mis dulces jugos escurriendo por toda mi tierna conchita.
    
    Pero entonces el autobús se detenía, esta vez había arribado a su parada final. Rápidamente me saqué la mano de mis bragas, me acomodé la falda y cerré las piernas, mirando al resto de pasajeros alistándose para descender, limpiándome la mano húmeda de mis secreciones sexuales.
    
    En mis delgadas redes
    
    Desde que habíamos llegado, los tres ya estábamos bien calientes y excitados. Pero cuál sería nuestra suerte que en el hotel solo había una habitación doble, pues las que supuestamente teníamos reservadas ya habían sido ocupadas. La culpa la tiene mi madre por no querer pagar la reserva completa. Con las ganas que tenía de masturbarme a solas en mi ...
    ... habitación y seguramente ellos de coger en la suya. Ahora compartiríamos cuarto y adiós a la privacidad. Gracias mami.
    
    En fin, esa noche casi ni pudimos dormir. En parte por el calor del clima tropical, pero en mayor tajo por la calentura interna que los tres nos cargábamos. Así pasamos la noche, resistiendo las ganas de follar, o en mi parte de toquetearme como tanto quería y necesitaba.
    
    Al día siguiente nos fuimos a la playa y ahí estuvimos casi todo el tiempo. A mi madre le encanta tumbarse en la arena cual costal de papas bajo el sol. Mi papi, es decir, su novio, la acompañaba de cerca, untándole bronceador y regocijándose con sus curvas; masajeando su espalda, piernas y nalgas con todo descaro. A ella le fascina que le haga eso, seguro que eso la prende al cien.
    
    Por mi parte decidí meterme un momento al mar, me gusta mucho nadar, aunque sinceramente no soy muy buena. Aun así, es mejor eso que mirar con extrema tortura como ese hombre tan perfecto y hermoso le da placer a mi madre y no a mí. Pero eso estaba a punto de cambiar.
    
    Ya por la tarde, mi mamá se había adelantado al restaurante para pedirnos el desayuno, pero yo bien sabía que en realidad había ido nuevamente a recepción a pelear por las reservaciones que no nos respetaron. Bien la conocía, le gusta armar bulla donde sea.
    
    Su amante se había quedado en el cuarto, arreglando algunas cosas de su trabajo en su portátil, y yo, me disponía a darme una ducha después de haberme pasado casi todo el día en el ...
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