Irina, la rusa
Fecha: 28/07/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: MirassoMauricio, Fuente: CuentoRelatos
... dijiste que sentías algo fuerte por mí, haciendo que temblaran todos los suspiros que salían de mi boca y mi nariz. Cómo maldije tu asexualidad, pero cómo bendije y sigo bendiciendo el amor que me expresaste en tu ayuda anímica y académica, y en todo el dinero que invertiste, para que yo pueda cumplir mi mayor sueño. Mencionarte con nombre completo en los agradecimientos de todas mis publicaciones no me alcanza. Aquello sólo sirve para mitigar mi sentimiento de culpa por un pequeño tiempo”.
Esas palabras eran sólo un ejemplo de lo que, al menos una vez a la semana, anotaba en un borrador digital suyo, que iba dedicado enteramente a ella y a Yelena. Borrador que no creía que fuera a publicar nunca, aunque le doliera no poder hacerlo, considerando el hecho de que su ex-esposa le prohibió terminantemente escribir una novela sobre ella y la hija de ambos, aunque le dejó pasar con anterioridad algunas prosas y poemas. Así como también le dejó pasar varias infidelidades, que aunque eran discretas, la ingenuidad de Irina era nula con él, conociéndolo como la palma de su pequeña y femenil mano. Mamani sabía que no tenía ningún derecho a hablar mal de ella, en ningún formato que existiese, tanto hoy como en el futuro. Esa era una de sus más inflexibles reglas, que se había impuesto a sí mismo.
Irina y Mamani se conocieron por primera vez en un baño público de una estación de subte, durante los festejos de fin de año, pero no fue un encuentro nada feliz. Unos de sus ex novios, ...
... un patético cocainómano y antisemita, hijo de inspectores escolares y probablemente el peor novio que pudo haber tenido, estaba intentando abusar sexualmente de ella, evidentemente drogado como solía estarlo. El amerindio, que en un pasado ni muy lejano ni muy cercano fue pandillero, con el coraje de los que creen no tenerle miedo a casi nada, se tomó el atrevimiento de entrar a ver qué era lo que estaba pasando, al estar escuchando gritos e insultos de mujer, que no se escuchaban muy fuertes pero sí se escuchaban. Sus orejas eran algo largas y tenía muy buen oído, principal razón por la que le costaba, y le sigue todavía costando, conciliar a veces el sueño.
Ni bien entró sigilosamente, ya se dio cuenta rápido de lo que estaba sucediendo. Ahora escuchaba la voz grave de un hombre, que era dominante, exigente y amenazante, y la voz balbuceante por el alcohol de una mujer, que era cada vez más suplicante. No le hizo falta acercarse más, lo siguiente que hizo fue lanzar un grito adentro y sólo adentro del lugar. El más largo y más bélico grito que podía llegar a hacer su garganta, idéntico al de un guerrero dispuesto a morir estúpidamente en una guerra santa. O al de un guerrillero dispuesto a morir, también estúpidamente, persiguiendo un ideal. Pero estaba cansado, no tenía ganas de pelear un mano a mano con nadie, pero si había que pelear para salvar a alguien, había que pelear, y él lo hacía a lo grande. No era su primera vez.
“¡Qué carajo está pasando acá!”, soltó el ...