1. Un cumpleaños necesario


    Fecha: 28/07/2022, Categorías: Sexo en Grupo Autor: dlacarne, Fuente: RelatosEróticos

    Con la excusa de mi cumpleaños, Hanna organizó una quedada de amigas después de mucho tiempo. Nada de novios, nada de amigos, solo chicas. Y a Hanna no se le podían poner excusas. La verdad es que no había pensado en mi cumpleaños ni un solo día, pero Hanna sabía como animar a cualquiera. Era la mejor, desde luego, y su vitalidad contagiosa era un salvavidas.
    
    Bodo me puso mala cara cuando le dije que iba a salir y que no había hueco para novios, pero esta noche se la debía a mis amigas, me la debía a mí misma; así que no me achanté al ponerlo en su sitio y, cuando salió mi leona interior, cedió cabizbajo sin condiciones.
    
    No se cuanto tiempo llevaba sin salir sin mi novio, no se cuanto tiempo llevaba ya sin divertirme de verdad y, tras la llamada de Hanna, estaba verdaderamente ilusionada. Corrí frente al espejo del armario y me desnudé. Mis tetas cayeron a plomo al sacarme el sujetador; me miré en el espejo y pensé, después de mucho tiempo, que tenía un cuerpo precioso. Estaba segura de que mis tetas seguían levantando pasiones, las curvas de mi cintura y caderas me parecían lindísimas y seguía pensando que tenía las piernas más bonitas del mundo, ¡incluso mi pequeños michelines eran sexys! Me giré para verme de espaldas y a hasta mi culo, que siempre me ha parecido feísimo, le encontraba el encanto. Suspiré y toda la ilusión se me fue por la borda al recordar que todas esos piropos que me echaba a mí misma eran palabras de Jack, del que casi no recordaba su tacto ya. ...
    ... Por muy optimista que me viera ahora, me era imposible sentirme querida ni deseada.
    
    -¿Porqué tardas tanto? ¡A ver qué te pones! -refunfuñó Bodo desde el salón.
    
    Se apoderó de mi la ira con sus palabras. Saqué con rabia la ropa del armario. Me puse el tanga más bonito que tenía, el sujetador de leopardo que me ponía las tetas en la cara, una camisa a juego con mangas muy cortitas, desabrochada hasta el cuarto botón y una minifalda negra, más mini que falda. Preparé el bolso y salí enfadada hacia la puerta, sin intención de despedirme de nadie.
    
    -¿Cómo vas? ¿Es que tienes intención de quitarte las bragas delante del primer capullo que se te cruce? -me increpó el estúpido de Bodo.
    
    -¡Sí!- me salió del alma y, sin pensarlo, me quité las bragas con agilidad y se las tiré a la cara. Salí dando un portazo.
    
    En la puerta me esperaba Mia, en su coche, fumando, con las tetas que se le iban a escapar del escote y sin arreglar, como siempre iba Mía.
    
    -¡Feliz cumpleaños, nena! ¡Qué guapa vas! Hacía tiempo que no te veía así de explosiva. ¿Y esa cara?
    
    -Nada, cariño. Estoy bien. Arranca, que no quiero perder ni un minuto hoy.
    
    Quedamos en La Caliente, un chiringuito caribeño en la playa, a las afueras de la ciudad. Cosas de Hanna, que decía que hoy era día para bailar. Antes de entrar al chiringuito se podía escuchar a todo trapo la salsa y la cumbia rajando los altavoces. Era un sitio al que no hubiese venido jamás por iniciativa propia, muy pocas de nosotras. No paraba de ...
«1234...20»