Asignatura pendiente
Fecha: 08/08/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Hacía un día espléndido, después de una semana fría y lluviosa, el sol por fin volvía a salir. Hoy era un día especial, mi gran amiga Alexandra venía unos días de vacaciones a España e íbamos a encontrarnos. Ella era mi asignatura pendiente.. mi debilidad, cada vez que nos volvíamos a ver y daba igual si habían pasado unas horas o un año, todo mi ser sentía un deseo incontrolable de hacerla mía. Ella siempre se había hecho de rogar, sentía un gran cariño por mi, pero no sentía el mismo deseo que sentía yo por ella.
Fui a recogerla al apartamento de sus padres donde tantas otras veces habíamos quedado, mi obsesión con llenar todo el día con actividades me hacía frecuentemente llegar tarde a los sitios y esa no iba a ser una excepción, al fin y al cabo yo llevaba años esperándola sin conseguir nada, así que no veía del todo mal que ella esperara unos minutos mi llegada. Ni ella ni yo eramos amantes de lo habitual por lo que habíamos acordado ir a hacer un picnic a un parque poco concurrido a las afueras de la ciudad. A medida que me acercaba a su apartamento mi corazón se aceleraba, hacía dos años que no la veía, mil preguntas recorrían mi mente, que pensaba deprisa, muy deprisa, ¿seguiría igual? ¿volvería a ponerme nervioso con su mirada profunda?¿llevaría la ropa adecuada? . Todos estos pensamientos que recorrían mi cabeza, se extinguieron alborotados cuando la ví salir del portal, sin duda no había cambiado nada, se dirigía a mi con su sonrisa eterna y su caminar alegre, ...
... vestida con unos pantalones cortos que me hacían perderme en sus largas piernas y una camiseta ancha que dejaba entrever uno de sus hombros, entró al coche y nos dimos un largo abrazo, me encantó sentir su voz otra vez cerca de mi. Después de los cumplidos de rigor nos pusimos en marcha, ella desprendía un magnetismo hechizante, ver sus piernas a mi lado era una tentación demasiado grande para mi y de inmediato mi mano comenzó a juguetear con su rodilla, siempre olvidaba lo muy nerviosa que le ponía que le hicieran cosquillas, pero para mi resultaba irremediable, a veces cesaba y dejaba mi mano apoyada a mitad de muslo sin moverme, hasta ahí llegaban las licencias que ella me concedía. En pocos minutos habíamos llegado a nuestro destino, recorrimos el verde parque hasta llegar a la antigua caseta del conserje, hoy en desuso, situada junto al arroyo justo al lado de una pequeña colina que daba inicio a la frondosidad del bosque de hayas, era el sitio perfecto, los dos amábamos las cosas simples que la naturaleza nos brindaba, desplegamos una gran toalla en el césped y nos sentamos en ella.
Sorprendeme, ¿qué me has traído?
Hoy no voy a sorprenderte... se perfectamente que deseas
¿ah sí? ¿lees pensamientos?
No leía pensamientos, pero la devoción de Alexandra por la pizza, solo era comparable por mi devoción hacia ella, así que esa misma mañana había estado preparando una pizza carbonara que haría la delicia de los dos, junto a ella, dos copas y un vino de Oporto que ...