El regalo: Un antes y un después (Vigésima sexta parte)
Fecha: 11/08/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: DestinyWarrior, Fuente: CuentoRelatos
... con aquella propuesta, tanto que mis pezones se endurecieron, tensando la tela blanca de mi camisa y creo que hasta Hugo lo notó, pues el gris de sus ojos terminaron enfocándose en mi pecho.
—Hugo, por favor. ¡Qué se te van los ojos y se te desgastan! —Le dije de manera graciosa, como quitándole hierro al asunto.
—Lo siento, no es mi culpa. Es la tuya Silvia, por tener tus encantadores senos por delante. ¡Yo solo admiraba tu corazón! —Me respondió igualmente lisonjero.
—¡Upaaa! Mirá ve, que tan galante y romántico me ha salido este guapo español. ¡Jajaja! Te has anotado otro punto. —Se me salió hablarle así, usando mi refundido acento valluno y nos reímos los dos.
Sí, claro que lo sabía, lo intuía y hasta lo comprendía, pero… Que un hombre te diga con tanta emoción y decisión esas palabras y en tu cara, esa declaración de deseo por tenerte, emociona a cualquier mujer y por supuesto que nos eleva el ego. Sin embargo, di un largo y ultimo sorbo a mi té con rapidez, para mantener así la distancia y prudente compostura. Pero para qué negarlo… ¡Por supuesto que me perturbó!
—¿Y de la terapia qué? ¿Por qué no hablas en las sesiones de tu fijación? ¡Sin nombrarme por favor! De pronto hallen una solución para tu problema, sin que tú y yo debamos llegar a tener sexo para que logres superar tus aprensiones. —Le respondí mientras al fondo de la oficina, se escuchaba el apurado taconeo con seguridad de mi retrasada compañera.
—La terapeuta persiste en que debo ...
... confrontar mis temores poco a poco con Martha y luego subir la intensidad con algo de mayor emoción. Pero no me surge, no me excito aún lo suficiente con mi esposa, porque a quien realmente deseo hacer sentir, es a ti. La solución a mi problema Silvia, eres solo tú, mi ángel. —Insistió en su hipótesis no confirmada. Y parada bajo la puerta entre abierta de la oficina de nuestro jefe, mi compañera hizo su aparición.
—¡Disculpen la demora! Don Hugo lo lamento mucho, pero hubo un accidente y el transito se puso fatal. —Era Amanda, quien con su rostro pleno de un apenado rubor, pedía sentidas disculpas por su tardanza.
—Tranquila Amanda, despreocúpese. Por lo pronto si me hace el favor de tomar la carpeta amarilla que revisamos ayer y la llevas a la dirección general. Magdalena solo puede llegar hasta después de almuerzo. —Le dijo con una gran amabilidad, Hugo a mi compañera y ella de inmediato le hizo caso, dándome un beso en la mejilla y un abrazo antes de salir de nuevo de la oficina.
—Bueno Hugo, creo que hasta aquí nos trajo el rio. Después seguimos conversando, pero ya es justo para mí, empezar la jornada que he tenido mucho receso. ¡Jajaja! —Y cuando me disponía a ponerme en pie, Hugo me detuvo la intención colocando su mano sobre mi muslo descubierto ya de la tela de mi blazer.
—Silvia, solo dime porque con esa mujer sí y conmigo no. —Me preguntó con seriedad.
—Es diferente Hugo. Le respondí. —Se dieron muchas circunstancias y algunas íntimas confidencias mientras ...