-
Coqueteando con el empleado de mi esposo
Fecha: 29/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... descubierta y unos tacones altos. Los hombres alrededor no desaprovecharon la oportunidad y podía notar también como me veían. Al llegar al baño sonreí maliciosamente por lo que acababa de hacer mientras me miraba al espejo. Acomode un poco mi maquillaje y volví a donde mi marido se encontraba. Enzo ya no estaba. Durante el transcurso de la velada podía ver a Enzo pasar unas que otras veces por enfrente de la mesa donde me encontraba. Quiere llamar mi atención –Dije para mí- mientras sonreía sutilmente. De pronto, se me ocurrió que tal vez, podría jugar un poco con él. No sé si por el aburrimiento de la velada o porque el sujeto me llamaba un poco la atención pero me puse manos a la obra. Hice algo similar y decidí pasar cerca de donde él se encontraba, no sin antes mirarlo sutilmente. Sabía que él no daría ningún paso atrevido puesto que mi marido era su jefe, pero quería ver si era capaz de hacerlo. Básicamente mi plan era provocarlo por esa noche. Si se envalentonaba y me decía algo subido de tono o se propasaba conmigo, le recordaría que mi esposo era su jefe. Su reacción era lo que me causaba intriga y estaba casi segura de que me haría tanta gracia verle pedirme disculpa para que no le diga nada a mi marido que me haría la noche. Supongo que Enzo noto que estaba intentando llamar su atención puesto que ahora dedicaba más tiempo a mirarme fijamente desde donde él se encontraba. Yo le miraba en ciertas ocasiones y atinaba solo a dar una media sonrisa un ...
... tanto tímida pero consentidora. Todo iba sobre ruedas. Al cabo de unos minutos pude ver que se acercaba. - Disculpe, ¿usted sabe dónde está el señor Mauricio? Lo mire con cara de indignada y le respondí - No te permito que me trates de “usted” o ¿acaso prefieres que te trate como un bebe de 10 años? Tal vez te regale un biberón. - Disculpa, no te quería ofender, es solo que su esposo es mi jefe y es alguien a quien yo respeto mucho. No quería ser maleducado. Pues sí que lo respeta mirándome de esa forma –pensé-. Su mirada era la típica mirada de cazador acechando a su presa y su sonrisa, típica sonrisa cargada de picardía aunque muy encantadora debía admitir. - No sé dónde está Mauricio, Enzo (hice hincapié en su nombre para que el notase que lo recordaba). Hace ya bastante rato que no lo veo. - Entiendo. Bueno, cuando aparezca hablo con él. Y si lo veo primero que tú le digo que venga a hacerte algo de compañía que te noto muy sola. Su doble sentido era evidente pero no tanto como para ser irrespetuoso. Asumo que estaba, inteligentemente, tanteando el terreno. Cosa que me gustó mucho. Coquetear es un juego de ajedrez y muchos hombres van directo al grano quitándole lo divertido al asunto. Enzo parecía no ser esa clase de hombre, aunque aún parecía pronto para sacar conclusiones. - Nada que ver. Después de 12 años de casados créeme que es necesario un poquito de espacio de vez en cuando. Incluso al momento de disfrutar, a veces, es mejor hacerlo por ...