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Coqueteando con el empleado de mi esposo
Fecha: 29/08/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... separado. Yo no me quedaba atrás y él lo noto. Ambos sabíamos el interés mutuo del uno hacia al otro pero creo que ninguno estaba dispuesto a dar su brazo a torcer y demostrar algo que fuese determinante. Obviamente yo quería ganar el juego así que decidí ser más sugerente con mis gestos corporales. Intentaba seguir sus movimientos en señal de que estaba sincronizada a él, ladeaba mi cabeza y mostraba mis manos en señal de recibimiento, mordía mis labios levemente sugiriéndoselos. Todo para tratar de darle la sensación de que ya me tenía y así apurarlo en mover sus piezas más directamente. Sin embargo Enzo parecía estar al tanto de mi interés hacia él, en su cara se notaba una mirada de malicia propia de quien se sabe vencedor sobre su presa y yo la aborrecía. Estaba dejando una imagen de chica fácil y mi única esperanza era que el diera el paso equivocado y así poder dar el jaque mate. Cada comentario de Enzo estaba lleno de un doble sentido sugerente pero no directo. Era imposible recriminarle algo si seguía jugando sus cartas de esa forma. Yo tenía dos opciones: Detenía el juego dando a entender que note sus intenciones; cosa que me parecía perder el juego. O seguía hasta que en algún momento el cediera en la batalla. Por supuesto me fui por la segunda opción. En medio de la conversación tocamos un tema interesante: Habían traído un vino increíble más temprano y le había pedido a Mauricio que me consiguiera un poco más, cosa que por supuesto no hizo. Enzo ...
... por otra parte me comento que sabía dónde guardaban ese vino y que él podría traerme un poco. Yo sugerí que era mejor ir y ver si había algo mucho mejor y a él por supuesto le encantó la idea. Obviamente no podía dejar que me vieran irme hacia la bodega con él, así que le dije que pasaría por el baño y lo esperaría cerca de donde, según él, estaban los licores. Desde luego había muchas botellas dentro de sus respectivas cajas. Un par de refrigeradores enormes, muchas cajas de cervezas y algunas botellas de champagne y vino destapadas alrededor y encima de las cajas y repisas. Enzo estaba frente a mí mostrándome la bodega. Y yo veía genuinamente las botellas viendo que me apetecía. El ruido de la música ya no se escuchaba. Enzo saco un paquete de cigarrillos y me ofreció uno, a lo que accedí. Sabía que no tenía muchos minutos así que debía conseguir rápido mi cometido. Era ahora o nunca. Él estaba recostado a unas cajas de cerveza y yo me le acerque sutilmente para tomar una botella que estaba detrás de él. Tras tomarla lo mire a los ojos y simule una cara de niña triste bromeando en que esa no era la que buscaba. Posteriormente empecé a buscar y me enfoque en una que se encontraba en la parte de arriba. Yo estaba de frente a la repisa, y el detrás de mí, por lo que él se acercó por detrás de mí para intentar bajarla. Obviamente yo no me quite. Por lo que él debió quedar muy pegado a mí, lo suficiente como para yo dar la segunda jugada: rápidamente mientras él se acercaba ...