Abre los ojos y mira como se corre tu hija, papi
Fecha: 04/09/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
Rosal era una joven alta, morena, guapa, gordita y con todo muy bien puesto, su padre era un hombre de 52 años, alto, moreno y fuerte y era un timador que usaba a su hija como gancho y a una mulata cómo fullera.
Rosal hablaba con su padre en la cocina de su casa mientras rellenaba seis botellas de whisky Doble V con whisky de garrafón, para lo que ponía un embudo en la boca de la botella... Ya antes había rellenado las botellas coñac Napoleón por coñac de garrafón. Le dijo su padre:
-... Tú ponte guapa que todo va a salir bien.
-Puede que hoy sí, pero un día nos van a descubrir y lo vamos a pasar mal papi.
-No creo, somos muy buenos en lo nuestro, los mejores diría yo.
Rosal acabó de dar el cambiazo, y le dijo a su padre:
-Me voy a duchar y a echar esa crema hidratante que me regalaste.
-Aprovecha que dieron el agua, hija, aprovecha.
Rosal yéndose de la cocina, le dijo:
-Lleva las botellas al mueble bar, papi.
-Sí, ya las llevo.
Al rato Rosal estaba en la ducha enjabonando las tetas y el coño. Al enjabonarlas las magreaba y jugaba con sus pezones. Luego cogió la alcachofa y se echó agua sobre la cabeza para quitar el champú Su melena negra fue tapando sus tetas cómo si fuese una cortina, después la echó hacia atrás con la palma de la mano derecha, se arrimó a la pared y puso los finos y potentes chorros de agua encima de su coño. Echó una mano a su teta izquierda, cerró los ojos e imaginó qué se la estaba comiendo su padre. Tardó unos cinco ...
... minutos en sacar la mano de la teta y llevarla al coño. Con la mano sobre él cerró las piernas, se encogió y jadeando se corrió cómo lo que era, una viciosa.
José Antonio, Alberto, José Gregorio, Julio César y Carlos Eduardo eran cinco cuarentones, morenos, de buen ver, aunque algo bajos de estatura. Estaban montados en el dólar en un país que se caía a pedazos, y no voy a decir que país es, pues este relato no va de política. Pues bien, estos cinco camándulas, estas cinco escorias humanas, estos cinco sapos, estos cinco desgraciados..., ahí lo dejo porque repito, este relato no va de política, estos cinco hijos de puta mal nacidos, tres de ellos cubanos y uno español, estaban sentados a una gran mesa cubierta con un tapete verde en la que una crupier mulata, de ojos negros y bien escotada para enseñar gran parte de sus gordas tetas, les daba cartas a ellos y a Vicente, el padre de Rosal. Le daba cartas buenas una vez sí y dos no a quien le pagaba, o sea, a Vicente. Rosal servía el whisky y el coñac a los cinco cabrones y al hacerlo les pasaba un dedo por la columna y les sonría. A Vicente le sonó el celular. Lo cogió, escucho, recogió sus ganancias, y les dijo:
-Seguir vosotros, me reclaman con urgencia.
Vicente se fue y las cosas se iban a torcer. Rosal los había provocado y ahora pagaría las consecuencias. Julio César, alias "El Emperador", cogió a Rosal por la cintura y arrimando la polla a su culo, le dijo:
-Ahora te voy a acariciar yo ti.
Rosal estaba ...