1. Abre los ojos y mira como se corre tu hija, papi


    Fecha: 04/09/2022, Categorías: Incesto Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos

    ... de Rosal. José Gregorio la había puesto de nuevo cara a la pared y le follaba el coño sin tregua... Esta vez sí, esta vez se corrió cuando él le llenó el coño de leche, y dijo.
    
    -¡Me corro!
    
    A Rosal mientras se corría le temblaron las piernas, le temblaron las tetas, le temblaron las nalgas..., le temblaron hasta las cejas.
    
    A unos metros de ella Caridad, corriéndose, decía:
    
    -¡Y yo vuelo!
    
    Vicente llegó a casa. Ya anocheciera. Fue a la sala donde había jugado al póker, encendió la luz y vio las bragas, los sujetadores, toda la ropa estaba inservible. Cagándose en todo lo que se movía fue a la habitación de su hija. Encendió la luz y vio que estaba tapada con una sábana. Vicente, serio cómo un muerto, le preguntó:
    
    -¡¿Qué te hicieron esos hijos de puta?!
    
    Con voz lastimera, le respondió:
    
    -Qué nos hicieron papi, que nos hicieron.
    
    -A mí solo me interesa lo que te hicieron a ti.
    
    Se levantó de cama y desnuda cómo vino al mundo arremetió contra su padre.
    
    -¡Todo lo que me hicieron es por tu culpa!
    
    Vicente viendo sus firmes tetas con areolas rosadas y pequeños pezones y viendo su coño, le dijo:
    
    -Tápate, hija, tápate.
    
    -¡Así me vieron ellos!
    
    Vicente tenía un cabreo brutal, y un pequeño empalme, que todo hay que decirlo.
    
    -¡Los mato! Esos desgraciados no hacen otra.
    
    Rosal se sentó en el borde de la cama y siguió culpado a su padre por lo que le había pasado.
    
    -No fue culpa suya, fue culpa tuya por decirme que los calentara. ¡Fue culpa tuya ...
    ... que me humillaran!
    
    -Lo debiste pasar muy mal.
    
    Mentía bien la condenada.
    
    -Lo pasé fatal papi, fatal.
    
    -Imagino cómo te sentiste.
    
    -Pero no lo sabes, solo siendo humillado se sabe lo que se siente.
    
    -Humíllame, hija, humíllame, me lo merezco.
    
    Rosal hacía tiempo tenía ganas de tirarse a su padre y no iba a desaprovechar la ocasión.
    
    -Desnúdate.
    
    -¿Del todo?
    
    -Del todo.
    
    -¿Y no te valdría...?
    
    -Del todo, papi.
    
    -Tú ganas.
    
    Eso de ganar a Rosal le sonaba a gloria. Llevaba tiempo ganando sin que nadie lo supiera. Vicente se desnudó.
    
    -Siéntate en esa silla. Quiero que veas cómo me masturbo.
    
    -Eso es indecente, hija.
    
    -¿De verdad? ¿Quién mira cómo me masturbo por el agujero que hizo en la habitación del baño?
    
    -Yo no hago tal cosa.
    
    -Vi la mirilla que pusiste en tu habitación.
    
    Ya no podía seguir negándolo.
    
    -Bueno, es qué...
    
    -Es que eres un pajillero.
    
    -No sabía que tu sabías...-Si lo supieras al verme masturbándome te excitabas aún más.
    
    -Mujer, tu madre me dejó y...
    
    -¿Y no sabes ir a putas?
    
    -No...
    
    No lo dejaba hablar.
    
    -Voy a empezar, mira, pero no te toques, ni hables, es parte de la humillación.
    
    Vicente empalmado cómo un toro vio cómo su hija abría las piernas, cómo mojaba tres dedos en la lengua y cómo acariciaba con ellos el clítoris. Al rato metía dos dedos en el coño y seguía masturbándose sin perder contacto visual con su padre. La polla de Vicente se movía. Era como si tuviera vida propia. De su capullo iba ...