Abre los ojos y mira como se corre tu hija, papi
Fecha: 04/09/2022,
Categorías:
Incesto
Autor: Kiko, Fuente: CuentoRelatos
... Antonio.
-Hacernos unas mamadas.
Caridad también estaba perra, pero aún razonaba.
-Cómo vuelva su padre y nos pille se va a liar a tiros.
-No creo, somos muchos contra él.
Los cabrones se sentaron en sus sillas. Caridad, ya no era la del principio, ahora estaba muy cachonda, así que se agachó entre José Antonio, y Alberto, cogió sus pollas y comenzó a menearlas y a mamarlas. Rosal cogió tres pollas para ella. Se picaron mamando, lo que hizo que sacaran lo mejor de ellas mismas, o sea, si una le chupaba los huevos a uno de ellos, la otra intentaba hacerlo mejor lamiendo y chupando, o si le mamaba el capullo, la otra lo mamaba y la metía toda dentro de la boca, el resultado fue que los cabronazos se lo pasaban en grande. Rosal después de mamar sus pollas conciencia y de ponerlas duras cómo piedras, se levantó y les dijo:
-Seguidme a mi habitación.
Carlos Eduardo tenía prisa, la empotró con la cara contra la pared, y le dio caña brava mientras José Gregorio y Eduardo se las pelaban esperando su turno.
-¡Te voy a reventar el coño! -dijo Carlos Eduardo- ¡Te voy a reventar el culo!
Rosal con la cara y las manos pegadas a la pared, ya se había venido arriba, y le dijo:
-Habla menos y taladra más.
El aprendiz de violador se cabreó
-¡Serás cabrona!
Le dio a romper. Cuando Rosal estaba a punto de correrse, quien se rompió fue él. Se corrió dentro de su coño cómo un pajarito.
José Gregorio le dijo:
-Saca de ahí, flojo. Deja que le enseñe a la ...
... gordita lo que es bueno.
Carlos Eduardo sacó la polla. Del coño empezó a salir leche. A José Gregorio le daba igual. Se la clavó y venga a meter y sacar, y venga a meter y sacar cada vez más aprisa... Cuando Rosal estaba a punto de correrse otra vez, José Gregorio se corrió dentro de su coño sin darle tiempo a correrse a ella.
Alberto, el español, le dijo:
-¡Qué dura eres, cabrona!
Alberto mojó la cabeza de la polla en la leche que salía del coño, la frotó en el ojete y le metió la punta. Rosal exclamó:
-¡Diosss! Me acabas de desvirgar el culo.
-¡¿Sufres, muñeca?!
-Sí, muñeco, sí.
Alberto se ablandó. Se la metió despacito y acariciando su clítoris. Rosal giró la cabeza. Necesitaba cariño, necesitaba besos. Eduardo la besó y le dio la vuelta. Caridad dejó de mamar, la besó, le comió las tetas, se agachó, le metió el dedo medio dentro del coño y se lo folló con él mientras lamía su clítoris de abajo a arriba. A Rosal se le pusieron los ojos en blanco y se corrió cómo una golondrina, sin hacer casi ruido, gimiendo en bajito.
Cuando Rosal acabó de correrse, Caridad se separó de ella, Julio César cogió a Caridad en alto en peso y se la metió hasta las trancas y José Gregorio, empalmado de nuevo, se la clavó en el culo. Ya no era la primera vez que se la metían en el culo, pues disfrutó desde el segundo uno. Con sus brazos rodeando el cuello de Julio César se dejó ir para que la llevaran al orgasmo... Mientras tanto Alberto había sacado la polla del culo ...