1. Mi experiencia Erasmus


    Fecha: 09/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... junto a mí me di cuenta de cuán corpulento era, mucho más que mi novio; podía medir metro noventa, y yo era la típica chica bajita de uno sesenta... Aquel bigardo me iba a empotrar como no me habían empotrado en mi vida. Yo ni me cubrí el pecho pues, como dije, estaba borracha y cachonda perdida, y la idea de que aquel tío me viese así y me echara esas miradas tan extremadamente lascivas, me volvía loca. Si antes ya estaba un poco mojada, apretujada en el sofá con los tres, ahora directamente me chorreaba el coño.
    
    Con mano firme y dominante, me agarró del pelo, y sin que tuviera que decirme nada, me arrodillé inmediatamente. Su voluminoso paquete quedó a la altura de mi cara. Miré hacia arriba buscando algún tipo de orden o indicación, pero su mirada lo decía todo. Tímidamente, pero sin poder detenerme, desabroché su cinturón, el botón del vaquero y su cremallera. Los pantalones cayeron al suelo y Fabrizio se quedó en boxers. Ya ni me acordaba de mi novio ni de nada. Ya solo podía pensar en el enorme rabo que se intuía debajo de aquella tela.
    
    Poco a poco, fui bajando sus boxers, hasta que una enorme verga de carne salió como con un resorte de debajo, golpeándome en la cara. La punta ya había empezado a emanar un poco de líquido preseminal, que me manchó un poco la mejilla. El tamaño de aquella polla me impresionó tanto, que no pude contener una cara de sorpresa y una exclamación; ¡era como mi puto antebrazo! Fabrizio en aquel momento se sonrió un poco, halagado. ...
    ... Era por lo menos el doble de larga y gruesa que la de mi novio. Jamás había visto una polla de ese tamaño, la verdad. Fabrizio aun seguía sujetándome firmemente del pelo. Con un leve tirón, me indicó lo que tenía que hacer.
    
    Y yo obedecí.
    
    Abrí la boca todo lo que pude para tragarme su rabo, lo cual logré con bastante dificultad. Sin embargo, poco satisfecho con la mamada que le estaba haciendo, Fabrizio me agarró firmemente de la cabeza y empezó a follarme la boca. Las arcadas y la tos no las pude contener, pero a Fabrizio eso no le importó, y me siguió usando como si no fuera más que su juguete personal. Aunque a decir verdad, ¿no lo era, acaso?
    
    Cuando consideró que ya había tenido bastante, me sacó la polla de la boca y me tiró sobre la cama, donde caí bocabajo. Con fuerza, me cogió y me puso con el culo en pompa. No se hizo esperar: pronto, su monstruosa anaconda me penetró el coño sin piedad, y las embestidas se dieron con fuerza y violencia. Yo me estremecí; jamás había sentido algo así... la polla de mi novio no tenía ni punto de comparación. ¿Dije que la de Fabrizio era el doble? Más bien el triple. Yo pensaba que con mi novio me había corrido, que había tenido orgasmos y tal... Pero qué va. Al menos, lo que sentí con él no se parecía en nada a lo que estaba a punto de sentir con Fabrizio. Tras unos minutos de puro acoso y derribo, mi cuerpo convulsionó violentamente, y mi coño empezó a chorrear líquido como por aspersión. Fabrizio dio un paso atrás y me dejó ...
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