Los tengo sin querer, pero no crecerán
Fecha: 12/09/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... estoy muerta.”
Al despertarnos traté de subirle el camisón pero no me dejó. A la noche nuevo intento con resultado negativo. Al tercer día cuando estábamos cenando largué la primera ofensiva.
- “Hoy nos llegó una noticia bomba, parece que un compañero de otra sucursal pescó una hermosa venérea que le trasmitió su mujer. Todavía no sabe si es una fácil de combatir o es SIDA. Según dicen parecían una pareja modelo. Ahora el pobre tipo no sabe qué hacer.”
- “Qué desgracia, capaz que un simple desliz arruina la pareja. No debe ser fácil decidir qué hacer”
- “Depende, mientras venía para acá me puse a pensar qué haría en su lugar”.
- “Contame, qué harías”
- “En principio simularía que te entiendo, escucharía las típicas excusas, que fue la primera y única vez, que estaba borracha, que me sedujo con la ayuda de mi amiga, que sólo a vos te quiero, que fue sólo sexo. Después, disimulando bien, compraría una fusta resistente y prepararía una de las habitaciones de la casa insonorizándola. Terminada la obra, te agarro de sorpresa, y te meto adentro. Te desnudo y con cuatro o cinco fustazos te dejo la piel en carne viva. Cierro la puerta desde fuera y así las dos semanas siguientes. En ese lapso ya se van a ver los efectos de la infección que te come por dentro y seguramente en las llagas de la piel empezarán a aparecer gusanos. Será cuestión de esperar a que el organismo colapse y te mueras”.
La palidez de su cara hablaba de lo que sentía por dentro. Evidentemente ...
... no podía creer mis palabras. Tartamudeando me dijo
- “Serías capaz de hacerme eso? Irías preso”
- “No sé si sería capaz. Es lo que pienso que debiera hacer. Por otro lado si vos arruinás mi vida, mejor ir preso; tendré casa, comida y atención médica gratis. No necesito otra cosa. Quizá no podría aguantar hasta que te murieras sola, entonces tendría que matarte”
- “Sos un monstruo si pensás así”
- “Creería que no. Simplemente el dolor de la confianza traicionada me transformaría en un monstruo”
Esa noche ella me buscó y yo la rechacé.
- “Qué te pasa que ahora no querés”
- “No tengo ganas”
- “Dame en el gusto”
- “A ver si soy claro, ¡cuál de las tres palabras NO TENGO GANAS te resulta incomprensible!”
Me di vuelta y simulé dormir mientras escuchaba sus sollozos. Tenía que pensar la próxima jugada. Había que reforzar de manera sensible la idea que había sembrado en su cabeza. Esa noche el sueño me venció sin encontrar una solución aceptable.
Al día siguiente, en la oficina, recordé que las tiendas de chascos, bromas y disfraces solían vender un polvillo urticante que podría servirme ahora. A la salida fui y compré dos sobrecitos que, según las instrucciones de uso, me iban a resultar más que suficientes. Además, como otro modo de presión, compré una fusta y la colgué bien a la vista. Mientras Pía se bañaba aproveché para espolvorear un poco en la bombacha que había dejado sobre la cama para usar ahora. No quería anticiparme hasta ver el resultado ...