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Los tengo sin querer, pero no crecerán
Fecha: 12/09/2022, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... balanza” Cerré los ojos concentrándome en el roce de la penetración hasta que no quedaba nada por meter. Cuando los abrí Pia estaba a nuestro lado, tomando una mano de Lidia en el momento de desatarse la corrida de esta. Los apretones vaginales fueron acompañados por un largo quejido, mezcla de sufrimiento y placer quedando luego como si estuviera durmiendo. Cuando los párpados se levantaron y su cara se iluminó sonriendo empecé el movimiento de salida y entrada para obtener mi placer, siendo detenido por ella. - “Por favor, no acabes dentro mío, déjame seguir manejando la acción.” Hizo que me retirara, tomándola a Pía la ubicó en la misma posición que antes tenía ella guiando mi miembro al lugar elegido. Todo esto lo hizo sin parar de hablar. - “Lo que le dijo tu mujer a Saúl en la confitería es algo muy serio porque tiene marca de autenticidad. Y ese sello lo describiría así: ella te pide que le permitas estar cerca tuyo para demostrarte su amor, te ruega que te dejes querer, no pretende un perdón ya y de palabra, lo que desea es ganarse tu perdón.” - “De Pía podés decir lo que quieras, que fue una puta, que fue una hija de puta, que fue una traidora, que fue una basura, que fue una porquería, todo lo que quieras, pero siempre precedido por el fue, porque eso es pasado. Hoy Pía es otra y ese cambio es producto del dolor; dolor de haber perdido al hombre que ama, dolor de amar y ser despreciada por el amado, ...
... dolor de haber cambiado pocas horas de placer por un largo tiempo de sufrimiento ininterrumpido que no sabe si va terminar, dolor de la angustia pasada hasta que le dieran los resultados de estar limpia de una enfermedad y sin embarazo. Esa es la Pía que tenés en frente abierta ante vos, con su conchita destilando jugos invitándote a entrar. No es razonable pedirte que olvides el engaño, pero en este momento te pido que lo pases por alto, hacela tuya de nuevo, que tu barra de carne palpitante se interne por ese orificio que te anhela, que el fondo de su vagina sienta el impacto de los chorros semen de su macho, que sus músculos te ordeñen la pija hasta la última gota”. - “No la beses, reservá esa señal para el futuro. Que sea el signo de que ha llegado el perdón.” Y así fue. El orgasmo de ambos vino encadenado, las palpitaciones de mi pija expulsando semen fueron inmediatamente seguidas de sus contracciones vaginales exprimiéndome. Después de satisfacer las urgencias instintivas, Pía, Lidia y yo nos fuimos a descansar, Pía a la habitación de servicio, Lidia a la de invitados y yo a la mía. Mientras esperaba el sueño pensaba en los sucesos de las últimas horas y en cómo Lidia, con una delicadeza exquisita, nos fue guiando hasta lograr que el encono mío hacia mi mujer menguara mucho. Si Pía perseveraba en demostrarme su amor muy probablemente la pareja pronto se uniría nuevamente. Ahora la palabra la tiene el tiempo.