1. En la piscina de mis cuñados con mi mujer


    Fecha: 15/10/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tras leer varios de vuestros relatos, me he decidido a compartir con vosotros mis propias experiencias. Mi mujer también entra a leer relatos porque les excita, por lo que alteraré ligeramente los datos para que no me descubra.
    
    Estoy casado desde hace 7 años. Mi mujer (vamos a llamarla Ana) es delgada, de 1.60m, rubia y ojos marrones, con uno de esos culos tan apetecibles tanto en braguitas como con vaqueros o mallas.
    
    Hace un par de años, mis cuñados compraron la parcela de al lado de su casa y la unieron a la suya, para construirse una piscina cubierta. Solemos acabar allí tras pasar el día en la playa para darnos un último remojón. Al ser muy privada, siempre he fantaseado con montármelo con mi mujer en los escalones de la piscina, pero nunca hemos estado solos y a ella le da mucho corte que nos puedan pillar mis cuñados. En una ocasión, al poco de estrenar la piscina, mi cuñado estaba trabajando, los peques estaban en casa de su abuela y mi cuñada había salido a comprar por lo que nos quedamos solos durante un rato en la casa, dentro de la piscina. Aproveché para quitarle la parte de abajo del bikini a mi mujer, la cogí de la cintura y la senté en el borde de la piscina. Me decía que parara, que mi cuñado estaba al volver del trabajo y que Sara (como vamos a llamar a mi cuñada) no sabíamos cuánto tardaría en volver o si podía regresar a coger algo que se le hubiera olvidado. Eso no hacía sino excitarme más, pensar que nos pudieran pillar, así que le abrí de ...
    ... piernas y metí mi cabeza entre ellas. Ana me empujaba y me pedía que parara pero al segundo lametón, sus manos ya no me empujaban para alejarme, sino que me cogían de la cabeza para apretarme contra ella. Allí estaba, recién salida de la piscina, con el pelo mojado, sin el bikini, con las piernas abiertas y los pies encima de mis hombros. Tenía los ojos cerrados y la boca entreabierta, por la que se escapaban sus jadeos sordos. Su cadera se movía descontrolada y aprovechaba mis lamidas para penetrarse mi lengua bien dentro de su coñito. Estaba muy excitada y me pidió que le metiera un dedo en su coñito mientras se lo chupaba. Le acerqué mi dedo corazón de la mano derecha a su boca para que lo chupara y lo lamió lasciva, como si fuera una polla, dejándolo bien impregnado de su saliva. Lo llevé hasta la entrada de su coñito y apenas lo metí un centímetro. Le gusta que lo deje ahí y lo vuelva a sacar. No paraba de lamer su clítoris mientras metía y sacaba mi dedo de su interior húmedo, que sentía como apretaba fuerte mi dedo. Veía que se iba a correr, por lo que me bajé el bañador y me puse de pie en el escalón. Mi polla estaba muy dura y al notar que paraba de lamerle, Ana abrió los ojos y se la encontró allí, por lo que se lanzó a lamerla y pajearla con una mano, a cuatro patas, mientras con la otra se hacía un dedo. Detrás suya había una puerta de cristal, en la que se reflejaba cómo se metía el dedito corazón y con el índice y anular se rozaba los labios por fuera. Esa imagen me ...
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