1. Me convertí en mi madre (2): JAV (2b)


    Fecha: 18/10/2022, Categorías: Incesto Autor: Gabriel Vera, Fuente: CuentoRelatos

    ... andaba pidiendo ser parte del festejo. Es increíble lo que tres cuerpos pueden llegar a hacer. Yo cunilingüeaba a una, la otra a mí, la tercera a la segunda, en un círculo de jadeos. Las manos iban y venían a despejar ropa, a tocar pechos, nalgas, cabellos. Acabamos cansadas todas, pero satisfechas de la labor realizada.
    
    Una vez recuperadas, nos despedimos y quedamos para la semana siguiente. Todo por la buena vecindad.
    
    Volví a casa recordando que mi madre, al decirme que aquello era rutina, se había sonrojado un poco. Ahora me lo explicaba. Rutina semanal.
    
    Ya en casa comí, reposé y luego limpié un poco, y luego me puse a preparar la cena. Llegó mi madre con un aspecto lamentable. Yo me miraba y no me podía creer que tuviese este aspecto desastrado al volver de la institución donde tanto aprendía. Mi olor tampoco era muy agradable. Pensé poner desodorante en la lista de la compra. Le comenté a mamá lo de las vecinas, simplemente diciendo que habíamos pasado un buen rato con las tradiciones nacionales. Ella pareció entender. Sobre todo al mencionarle que la parte oral de las tradiciones era lo que más me había gustado.
    
    Estábamos, después de que ella me hubiese bañado el cuerpo (ya tenía otro aspecto), colocando la mesa cuando de repente mamá se quedó quieta en el sitio, me miró muy seria y exclamó:
    
    —¡El débito!
    
    —Qué dices, mamá.
    
    —Que cada dos días, sin falta, tu padre y yo nos pagamos el débito conyugal.
    
    —¿Eh?
    
    —Que me echa un polvo cada dos ...
    ... días.
    
    —¡Eh!
    
    —Sí, hijo, eso es así. Él es muy cumplidor.
    
    —Pero, entonces, eso quiere decir…
    
    —Sí. Esta noche te toca.
    
    —Me voy de casa, me exilio a Corea del Norte.
    
    —No, hijo, no podemos explicar esto, ni lo que hemos hecho, hasta que tengamos una idea clara no podemos cambiar nada…
    
    Me explicó (demasiada información, pensé yo) la rutina matrimonial. Yo sentía mareos. Es que un padre…
    
    Llegó papá, cenamos, se fue a bañar, yo también, vimos un poco la tele y llegó el momento de la verdad, que aquí era de la mentira.
    
    Entré al dormitorio, como al matadero seguro, con pocas ilusiones. Mi madre me había dispuesto un tanguita y un sujetador de balcón (luego me enteré de que se llevaba, eso de ir con media teta fuera). Yo los llamaba así porque se asomaban como para ver pasar un desfile. Eran requisito imprescindible, que si no papá protestaba. Me desvestí y puse aquello, que no era vestirse, y me acosté, tapándome como si fuera invierno en Siberia.
    
    Entró papá, silbando una alegre tonadilla, que nunca me había sonado tan mal la música popular, ni tan banal y chocarrera. Llevaba pijama azul y contento de varios colores. Me miró apasionadamente. Yo tragué saliva, y empecé a temblar.
    
    Apagó la luz, a pesar de lo cual se podía ver bastante bien, lo cual no me gustaba nada. Se acercó a mí, poniendo labios de beso, pero exagerado. Un piquito, me pidió. Ay, dios. Se lo di. Un besito solamente, claro no era para conformarse. Me tomó la cabeza y me dio un buen beso con ...