1. Para eso está la familia


    Fecha: 29/10/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... a despejarme. Pero cuando estaba a apenas 10 metros distinguí a alguien al otro lado del río. Me acerqué un poco más manteniéndome detrás de los matorrales que cubrían la ribera. El río apenas tenía 3 o 4 metros de ancho en ese punto y al otro lado había una pequeña sombra con un par de piedras de pizarra en la que se acostumbraba a lavar la ropa antes de que hubiera lavadoras en las casas. Allí, al otro lado, apoyado contra un árbol estaba mi tío Paco.
    
    Me acerqué un poco más extrañado de verle allí y a punto estaba de salir de mi escondite cuando vi algo que me dejó petrificado. Era una escena que había visto tantas veces que me costó reconocer que esta vez la protagonista era mi novia. Pero allí estaba ella, con el vestido azul que había llevado toda la mañana arrugado alrededor de la cintura y las bragas colgando de su pié izquierdo, tirada en el suelo y abierta de piernas junto a mi tío. Y entre sus piernas, con los pantalones bajados, Alberto la penetraba lentamente. La cara de Sonia daba cuenta de las sensaciones que le llegaban desde su sexo: los ojos cerrados y el ceño fruncido parecían indicar dolor, el labio inferior mordido pasión. Su respiración era agitada y podía distinguir cómo se abrían y cerraban sus orificios nasales.
    
    Alberto la miraba con atención, empujando su polla al interior de su vagina en acometidas cada vez más vigorosas. Su padre, mientras tanto, miraba la escena sin perder detalle de cómo el pene de su hijo entraba y salía del coño de mi ...
    ... novia. Pronto Sonia empezó a gemir con cada envite de Alberto. Se cogió de los muslos para abrirse más de piernas y dar más maniobra a mi primo que empezó a empujar con las pelvis con más fuerza. Entonces Sonia tuvo un espasmo y arqueó la espalda a la vez que emitía un quejido largo y gutural mientras se corría. Alberto, aprovechando el hueco que había quedado entre la espalda de Sonia y el suelo, la cogió por la cintura y se apretó más a ella. “No pares! No pares!” le suplicó ella mientras su orgasmo se alargaba. Alberto no necesitaba mucho más para liberar toda su potencia y con una embestida brutal le clavó todo su miembro. El efecto sobre Sonia fue el mismo que si le hubieran dado una descarga eléctrica. Su espalda se enderezó y se tensó, sus manos perdieron el agarre de sus muslos y arañaban la hierba buscando algo a lo que agarrarse mientras su boca y sus ojos se abrieron de par en par mirando hacia el cielo. Dejó de respirar durante unos segundos y después gritó. Dejó escapar un alarido que seguro se oyó en todo el valle. Mi tío miró rápidamente alrededor por si alguien se acercara preocupado por el grito y yo tuve el tiempo justo para esconder la cabeza tras los arbustos.
    
    Pero Alberto no dejó de empalarla hasta el fondo mientras la cogía con fuerza por la cintura. Con cada acometida Sonia dejaba escapar un grito, pero éstos cada vez eran más flojos y por un momento pensé que se desmayaría. Entonces oí el rugido de oso de Alberto que cogió a Sonia por la cintura con ...
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