Melisa, Marisa, Ruben....¿fingimos?
Fecha: 30/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... demasiado cachonda.
Se levantaron precipitadamente y, en cuanto pasos y doce peldaños, llegaron al crujiente pasillo de madera que marcaba el suelo del piso superior.
Ni ellos nos prestaron atención, ni yo, ni Melisa, hicimos el más mínimo esfuerzo por girar el cuello para despedirnos.
Yo y Melisa, solo teníamos unos ojos, el uno para el otro.
Esto está mal Toño.
Lo sé – reconocía mientras ambos nos levantábamos, acercándonos para salvar los escasos dos metros que nos estaban separando.
Muy mal – añadió justo cuando nuestros labios se encontraron y arriba se escuchaban los primeros gritos de puro degeneramiento.
Beso tímido aunque alargado, acompasado por un abrazo, cálido y entregado.
Toño, Toño, Toño…mi deseo.
Melisa cielo.
Con un ritmo procurado, mimado, acompasado, con esa pasión aterciopelada que los años traen consigo, sintiendo el crepitar de la llama, sabiendo que los momentos mágicos son efímeros, fuimos librándonos del jersey, de la camisa, de los pantalones, de los calzoncillos, del suje…del suje….del suje…del puñetero suje…
Nunca aprendéis – se rió, mirándome mientras, con ligereza, se libraba del sujetador – Me queda solo esto - añadió, estirando la goma de sus braguitas.
Déjame – la bese absolutamente embelesado.
Así fue como…”cuanto me he envenenado deseándote sin poder tocarte”….hice descender…”me he desesperado pensando en”….su última tela…”el olor de tu piel…de cada milímetro de tu piel”….hasta los tobillos.
Ohh ...
... cielo – ella respondió terminando de liberarse de ella con dos habilidosas alzadas de pies.
Deliciosa.
Melisa sonrió.
Anda vamos.
Vital y rejuvenecido, la tomé en brazos al modo recién casado, con ella asida al cuello, alternándonos en un juego difuminado de miradas, besos, besos, caricias, miradas, besos, besos, pausas para mirarnos.
Concentrado en disfrutar subía delicadamente, peldaño tras peldaño las escaleras.
Vas a quebrarte la espalda. Ya no somos unos chavales.
Pesas poco – no mentí – Pareces una pluma.
Za…- beso-…la….-beso-….me…..-beso, beso-….ro
Al pasar junto a la habitación de nuestros respectivos, nos llegaba perfectamente el sonido de una felación.
Pero no una felación pausada.
Era una chupada lubrica, mojada, inundada, atizada por interjecciones del dueño del agraciado miembro…”Chupa fuerte, duro, dale aprieta los morros sssssiiii”
Una situación para unos perturbadora, para otros excitante, para la mayoría inmoral y, para nosotros, inexistente.
Llegamos al lecho tal y como salimos del sofá…besándonos.
Deposité a Melisa sin retirarle la mirada, disponiéndome entre besos en uno de sus costados, acariciándonos cada vez más atrevida, descarada y apasionadamente.
Lamí su cuello de abajo a arriba, describiendo una línea recta entre el empalme de su tronco y el lóbulo de su oreja derecha. Un acto que le generó un espasmo tan inesperado como divertido.
¿Te hago cosquillas?
No…es…es algo extraño. Hacía tanto que no ...