1. Melisa, Marisa, Ruben....¿fingimos?


    Fecha: 30/10/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... alzando los pechos, derribando con semejante ariete erótico, cualquier postrera y desesperada resistencia.
    
    Yo no pondría – me besó-…nunca…- volvió a besarme-…el corazón donde pongo el deseo…eso solo lo hago contigo. Además, tu podrías hacer lo mismo con Melisa – guiñó un ojo pícaramente – Sería tu derecho.
    
    Aquella fue la primera vez que en todo este embrollo, la anodina mujer de Rubén fue mercadeada.
    
    Hasta ese instante, la discreta esposa del común amigo había pasado completamente desapercibida.
    
    Solo entonces recordé que me parecía bajita, de cuello siempre cabizbajo y un semblante distante, distraído, incluso alejado.
    
    Melisa era un ser piedra que ni daba ni quitaba palabra, que pisaba flotando y por no discutir, callaba la mayor parte de sus propuestas.
    
    Esta allí, podías verlos, pero ante ella se era ciego a menos que se tropezara y no quedara otra que reconocer su existencia.
    
    Y en ese momento me tropecé con su cara.
    
    Me parece increíble Marisa.
    
    Bueno no te enfurruñes.
    
    No me enfurruño.
    
    Mira es solo una propuesta. Nada más – aclaró usando su tono más conciliatorio.
    
    Estamos hablando de ellos como si no existieran, como si nada tuvieran que decir en todo este embr….
    
    Entonces se iluminó el seso.
    
    Entonces vi a Rubén, a Marisa, hablando, tanteando en conjunto las posibilidades.
    
    Rubén, obvio era, olía a macho carnal y dominante, sobrecargado de ardor y testosterona.
    
    La afinidad sexual con mi mujer, resultaba incuestionable.
    
    No ...
    ... hemos hecho nada amor – confesó, sospechando hacia donde se dirigían mis sospechas – Tan solo lo hemos hablado. Nada más. Fantasías mutuas y punto.
    
    ¿Habéis pensado en Melisa? No sé, la recuerdo buena, algo mojigata incluso para acceder a una cornamenta consentida.
    
    Ella lo sabe todo cielo. Rubén y ella son como nosotros. Un matrimonio que se quiere, bien avenido, con dos hijos, muchos años juntos y comprensivos.
    
    ¿Lo sabe?
    
    Sin dramas. Lo sabe.
    
    Sin dramas pensé.
    
    ¿Por qué no reaccionaba a la barroquesca?
    
    ¿Por qué no desenfundaba honor y espada, exigiendo una satisfactoria venganza a la luz de un amanecer entre tinieblas, con un ataúd preparado y dos padrinos juramentados?
    
    Sin dramas.
    
    Mientras nosotros nos conocemos…- propuso besándome el cuello – Tu puedes conocerla a ella. Por si te gusta – sonrió.
    
    Yo no soy tu Marisa. Yo, desde que te conocí, solo quiero follar contigo. ¿Quieres hacerlo tú con Rubén? De acuerdo. Tíratelo. No quiero saber cómo. No quiero saber cuándo. Se la chupas en todas las posturas que te entren en gana. Pero si una vez, una sola vez – recalqué levantando el índice – le dices un te quiero, te sirves tu solita el divorcio en bandeja.
    
    Marisa, conformada, deshizo el abrazo.
    
    Luego me besó.
    
    Luego me amo intensamente.
    
    Corridos los dos, sin salir aun de ella, me esbozo un sincero te quiero.
    
    Lo hizo con una dulzura tan inesperada como vera.
    
    Lo hizo con tal magia, que me consolé en mi cesión, sabiendo que en aquella receta, ...
«1234...18»