Melisa, Marisa, Ruben....¿fingimos?
Fecha: 30/10/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Melisa? ¿Bancaria?
¿Por qué me lo preguntas? – ante mi requisitoria, pareció adoptar una actitud defensiva.
El otro día, tus conocimientos sobre pintura barroca…eran más propios de gentes….con otro tipo de inquietudes que las que suelen demostrar aquellos que equilibran planes jubilación con tasas de morosidad.
Melisa pareció hundirse en lo más profundo de su dosis de cafeína, tratando de descubrir una respuesta.
A los dieciocho te diría que librera. Una librería especializada solo en viajes.
Viajes…..-quedé algo ensoñado.
¿Te gusta viajar?
Si no es a Calpe, Torremolinos o Benidorm, seguro.
Ja, ja. Si, suena mejor Tokio, Alaska o Mejico DF.
La miré con cara divertida.
No me jodas que has estado en todos esos sitios.
Bueno en Mejico DF no exactamente. Fue en Cancún. Un visita satisfactoria para ambos. Marisa pisaba arena y se bronceaba mientras este humilde se daba un baño de ruinas mayas. ¿Qué te impidió tener tu propia librería?
Ay. Ay. No sé. Tal vez los miedos. Los perpetuos miedos. Una camina como temiendo caerse y un día, se encuentra con que es más fácil estampar el sello en una transacción que pelear por cuadrar cuentas en un negocio de libros que casi nadie compra.
No eres muy optimista. Algo que no comprendo en alguien con semejante mezcla entre cultura y buen físico.
Anda – apuro el cortado – Zalamero.
Te traje esto – le saqué una pequeña guía de iglesias barrocas romanas – Léelo tranquilamente en tu casa. Mezcla ...
... Caravaggio con viajar.
Ummm tiene buena pinta – se echó el bolso al hombro - ¿Vamos? Se pasaron los quince minutos.
La expresión agradecida de su mirada ante un piropo con regalo, ambos inesperados, quedó impresa en mi memoria.
Impresa durante el resto de la tarde.
Impresa durante la llegada a casa.
Impresa al entrar, saludar a mis vástagos, ducharme, ponerme el pijama y las zapatillas, llamar para pedir pizzas, mediar en una discusión de niños y recibir a Marisa.
Rubén quiere quedar. En un hotel. A solas.
Impresa hasta aquella petición.
Marisa lo liberó con franqueza, mientras llenaba un vaso con zumo de zanahoria, quitando, en su manera de expresarlo, peso al asunto.
¿Le dijiste que si?
No se me hubiera ocurrido cielo. Esto es asunto de los dos. Esto es mi morbo. No tiene que ser el tuyo. Esto o tiene tu consentimiento o no tira para delante.
¿No lo harías si me negara? ¿No buscarías la forma de salirte con la tuya? ¿Con la vuestra?
Marisa dejó de beber, depositando el vaso sobre el mármol de la encimera.
Su expresividad se tornó fría, elevada, casi soviética.
Escucha Toño – mejor era escucharla sin duda – Yo te quiero. Te quiero ahora más que nunca. Eres mi hombre. Un hombre generoso, paciente, tolerante, capaz de no montar dramas por algo que yo siento tan natural y para la mayoría de las parejas es motivo de divorcio. Todo lo que hasta ahora ha sucedido, ha sido con tu conocimiento y consentimiento. Todo lo que sucederá, será con tu ...