¿Infidelidad?
Fecha: 30/11/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos
Aunque ya vivían juntos en tu casa, él aún conservaba su departamento como estudio en el cual se refugiaba cuando requería tiempo y silencio para escribir o analizar profundamente algún tema. Era impensable mudar su biblioteca y demás mobiliario hacia tu casa pues no cabrían. Seguramente al siguiente año, cuando aceptaras la propuesta de matrimonio que te hizo, buscarían una casa amplia donde todos tuvieran un espacio propio; sus ingresos se lo permitían fácilmente.
Esa tarde, se despidió sin darse tiempo para hacerte el amor, y fue a encerrarse con sus notas y libros. Había prometido escribir un ensayo para una publicación periódica que frecuentemente recurría a él por ser capaz de satisfacer con mucha calidad las solicitudes urgentes y encasilladas a algún tema específico; esa capacidad, que debía hacer sentir orgullo a cualquier escritor, le disgustaba por la tensión que generaba, pero pagaban bien y puntualmente. Había pasado la noche anterior leyendo los papers que consiguió en las bibliotecas de algunos institutos de investigación sobre el tema que debía comentar, y se metió a la cama en la madrugada. En la mañana lo dejaste dormir, despertándolo cuando ya salías al trabajo.
Tampoco te agradaban sus ausencias, por muy justificadas que pudieran estar, rompían el ritmo de amor al que te había acostumbrado. Seguramente no se trataba de un superhombre, pero gozabas su cuerpo tres veces al día. Sin embargo, cuando se concentraba en los libros sufrías su olvido. Algunas ...
... noches, cuando leía en el escritorio de tu casa, lo interrumpías desnudándolo y recorriendo su cuerpo con las manos, que pronto dejaban el lugar en el bajo vientre a los mimos de tu lengua; después, con tu mano lo tomabas del pene erecto para conducirlo a tu cama. Por ello decías, que se aislaba en su estudio, “donde esta vieja caliente no se lo pueda llevar a la cama”, más que para buscar el silencio, cuando tenía un compromiso que le obligaba a trabajar.
Esa noche dormiste incómoda, ya había pasado un día sin que tus entrañas sintieran el calor húmedo que te daba haciéndote explotar en múltiples orgasmos, antes de que, sollozante de felicidad, durmieras en sus brazos. Al sonar el despertador muy de mañana y no sentir su cuerpo sobre ti, —como acostumbraba hacer para apagarlo, y, ya encima, te penetraba antes de levantarse sudoroso para meterse a la ducha donde lo alcanzabas—, te levantaste más temprano. Fuiste puntual al dejar a los niños en su escuela, y al trabajo llegaste antes que los demás. Al terminar tu corta jornada laboral, te desplazaste hacia tu escuela, para asistir a dos clases. Antes de retirarte, pasaste a la biblioteca por un par de libros que necesitabas, fue inútil, todos los ejemplares estaban prestados. Fuiste al cubículo de uno de los profesores para pedírselos.
El maestro te recibió cordialmente y con varios piropos; no era gratuito, estaba enamorado de ti y ya te lo había dicho. Cuando él solicitó que fueran novios, habías sido algo cruel en tu ...