1. ¿Infidelidad?


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Infidelidad Autor: Chicles, Fuente: CuentoRelatos

    ... prefiero que manejes bien, llegando a la casa te cobro… —contesta en el mismo tono con que lo bromeaste.
    
    Durante el camino te dirige para que tomes las vías adecuadas, hasta que llegan a su casa.
    
    —¿Quieres tomar algo? —pregunta una vez que están adentro, y le pides un refresco.
    
    El departamento es pequeño, hay libros en los dos cuartos; los que necesitas están en uno de los libreros de la recámara, adonde te pasa. Te señala el librero y va hacia la cocina. Al regresar trae dos vasos con refresco de cola, te encuentra semiacostada, recargada en un codo viendo unos libros, tu falda se ha vuelto a subir. Te incorporas para tomar el vaso con una mano y con la otra bajas tu falda. Platican sobre algunos de los libros que pusiste en la cama. Él ha arrimado un banco para quedar frente a los tomos que reposan sobre el colchón.
    
    —¿Cómo te va con tu pareja? —pregunta cambiando por completo el rumbo de la plática.
    
    —¡Muy bien!, me tiene bien atendida.
    
    —¡Ah!, ¿tendida?
    
    —También, cada vez que me ve.
    
    —Y pensar que no nos fuimos a Oaxaca como lo planeamos porque él, saliendo quién sabe de dónde, se interpuso entre los dos.
    
    —Bájale, no te pongas trágico. ¿No te fuiste de vacaciones a Oaxaca?
    
    —Sí, pero solo…
    
    —Hubieras invitado a otra…
    
    —No. Era contigo con quien yo quería salir.
    
    —¿Para qué?
    
    —¿Para qué crees? —te preguntó acariciándote la pierna.
    
    —¡Quieto! —le dijiste dándole un manazo.
    
    —¡Ay!
    
    —¿Crees que por prestarme unos libros ya vas ...
    ... a poder hacer lo que quieras?
    
    —No es por los libros, es porque te quiero, porque me gustas y verte en mi cama, donde muchas veces soñé tenerte, me pone muy cachondo.
    
    —¡Pues no!… al menos que te cueste un poco de trabajo —dices al haberse despertado tu libido por la caricia de su mano, pues te hizo desear lo que no habías tenido en más de 40 horas.
    
    —Bueno, estoy dispuesto a que me cueste, ¿cómo le hago? —pregunta, intuyendo que tu propuesta va en serio.
    
    —Averígualo —dices al poner tu vaso en el buró.
    
    Te inclinas para seguir viendo los libros y tu falda asciende. Cruzas la pierna y queda al descubierto la parte de la pantaleta que te cubre la nalga. Él se excita mucho y no puede evitar tocarse el pene sobre la ropa, pues se le ha parado bastante. De reojo miras cómo se acaricia con discreción y tú también te excitas. Volteas sonriendo a mirar cómo presiona con su mano el bulto que sigue creciendo.
    
    —¡Hay güey! Ya déjate de sobar que me calientas.
    
    —¿No que te tienen bien atendida?
    
    —Sí, pero desde ayer me dejó sin pan, siendo que me acostumbró a comer tres veces al día —dices pensando en que un “acostón” no debe ser malo—. Te voy a dar chance, pinche Fernando, pero primero me satisfaces, porque si te vienes antes, me cae que te capo…
    
    —Te cumplo con todo gusto —dice abalanzándose sobre ti para besarte.
    
    Él queda encima, se besan y acarician. Haz abierto las piernas para sentir mejor su erección en el movimiento de sube y baja que hace sobre tu ...
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