1. Vengándome del hijo de puta de mi vecino


    Fecha: 11/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Chrom, Fuente: CuentoRelatos

    ... distinta. Una vez se la metían, se preocupaban únicamente de correrse cuanto antes, sin importarles si ella se corría o no, y volvían con sus amigos fanfarroneando de habérsela follado.
    
    - No contestas? -pregunté al ver que no obtendría respuesta alguna. - Escucha, aprendiz de Zorra, me has preguntado que qué estábamos haciendo, pues bien, estás aprendiendo a diferenciar a un crío de un hombre.
    
    Dejé por unos segundos que mis palabras hiciesen efecto en su mente y le ordené que se sentase en el borde de la mesa. Su respiración se agitó al ver que tomaba unas correas que habían permanecido ocultas entre los cojines del sofá.
    
    - No temas, -le dije mientras colocaba sus piernas y sus brazos en la posición correcta. - Te voy a enseñar lo que es un orgasmo de verdad.
    
    Una vez inmovilizada, me retire un par de pasos para contemplar mi obra. Ángela tenía las piernas flexionadas sobre el borde de la mesa, con los tobillos sujetos a las patas delanteras, ofreciéndome unas vistas perfectas de su coño y la espalda ligeramente inclinada hacia atrás pues sus manos estaban atadas a las patas traseras.
    
    - Que me vas a hacer? -preguntó tratando de parecer asustada, aunque el brillo de su coño me indicó que estaba deseando que comenzase con lo que sea que tenía pensado hacer.
    
    - Ya te lo he dicho -dije encaminándome hasta la cocina para coger un vaso con hielos que había dejado en el congelador. -Voy a hacer que te corras como la Zorra que eres.
    
    Dejé el vaso entre sus ...
    ... piernas y tomando un cubito de hielo, lo coloqué cerca de sus labios para que, con el calor de su respiración se derritiese. Su cuerpo se tensó cuando la primera de las gotas cayó sobre su pecho y se deslizó sobre su abdomen. A esta primera gota la siguieron varias mas que formaron un pequeño arroyo que terminó desembocando en su coño. Lentamente, como si dispusiese de todo el tiempo del mismo, comencé a recorrer su anatomía acariciándola con el hielo. Primero fueron sus labios lo que sintieron el contraste, después, recorrí su cuello y bordeé su pecho izquierdo. Deslicé el cubito por debajo de su pecho y rodeándolo llegué a su pezón que reaccionó al contacto endureciéndose. El pecho derecho recibió igual tratamiento y cuando ambos pezones me apuntaron desafiantes, continué deslizándolo por su abdomen. Rodeé varias veces su ombligo con el y lo levante un poco para dejar caer un par de gotas en su interior. Ángela ya no me miraba, echó la cabeza hacia atrás y cerró los ojos tratando de sentir cada caricia, cada sensación que recorría su cuerpo. Decir que se tensó era quedarse corto, en el momento que el hielo contactó con su coñito, abrió los ojos como platos echando la cabeza hacia delante y soltó un sonoro gemido. Separé sus labios con mis dedos y con delicadeza los recorrí apenas rozándolos. El cubito casi había desparecido y aproveché para rozar su clítoris con el. Lo movía en movimientos circulares y finalmente, lo introduje dentro de su coño.
    
    En ese momento, tiré de sus ...
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