De cómo isabel vino a mi vida
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... con ella entregada, entre mis brazos, supe, al fin, de la dulce, suave, tersa turgencia de su desnudez, al apoderarme de sus senos, desnudos ya de vestido y sujetador… El momento de la verdad, el sexual punto de “No Retorno” estaba ya, prácticamente, rebasado, cuando ella tuvo el valor de tomar ese bravo toro por los cuernos.
¿Qué hacemos, amor; dónde vamos? Lo suyo sería irnos a mi casa, que está aquí mismo, a un paso, cual se dice, pero, ¿sabes, amor?...me da “palo” que los chicos, mis hijos, me vean amanecer desnuda, contigo en la cama… Claro que, ya que me están pasando tanto por las narices que si eres mi novio, y que si mi novio por aquí, que si mi novio por allá, pues eso, que mi novio y yo vamos a vivir juntos…como matrimonio, y que salga el sol por Antequera,(4) si así lo quieren!…
Tranquila, cariño; tranquila… Que no creas que tampoco para mí sería tan fácil entrar en tu casa…en la intimidad de tu domicilio y hasta la trastienda, el “Sancta Sanctorum” de tu dormitorio…donde dormías con su padre…el dormitorio que también era de él… Y, digo yo, que entre zamparnos (5) los dos en tu casa o desplazarnos casi una hora hasta la mía, hay una opción intermedia: Una cómoda habitación de hotel…
Finalmente, el nidito de amor de nuestra “Primera Vez”, “Noche Nupcial” o “Noche de Bodas” fue una muy cómoda y amplia habitación de hotel a tiro de piedra del domicilio de Isabel, local que en el mismo restaurante-espectáculo donde estábamos nos recomendaron como de ...
... verdadero ensueño y, la verdad, es que no nos defraudó. Ni que decir tiene que, cuando me vi solo con ella, ante la puerta de la habitación, recién abierta por el botones, alcé en vilo a mi dama y, con ella en brazos, como mandan los cánones para tan especial “Noche”, crucé el dintel de la puerta, cerrándola tras de mí de algo así como un taconazo a la virulé, vamos, dado de lado con el tacón del zapato, como Dios me dio a entender, arrullado el acto con en coro de carcajadas, risotadas y otras yerbas por el estilo con que mi amada me obsequió en tan álgido momento.
Y así, tras el famoso “¡Al fin, solos!”, llegó el momento” de la verdad, de la plena intimidad hombre-mujer. En tal instante no es que “mi” Isabel se me rilara, que de ninguna manera, en modo alguno, pero sí que me percaté de lo nerviosa que estaba, con lo que me dije: “Paciencia, Toñico, que todo llegará en su oportuno momento” y me apliqué a rodearla de cariño, de suavidad, de ternura, aunque sin tampoco faltar su mijita de picante erótico al amoroso guiso, con lo que también logré que, poco a poco, mi amada entrara más y más en “calor”, hasta llegar el momento oportuno para iniciar el “asalto a la plaza”, cuando dejando a un lado los prolegómenos al amoroso combate “cuerpo a cuerpo”, me subí encima de ella, presionando en sus muslos para que me los abriera de par en par, cosa que, al instante, hizo, abriéndose para mí todo cuanto sus muslos, sus piernas, daban de sí. Fue también entonces cuando cas me susurró al ...