De cómo isabel vino a mi vida
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... oído
Antonio, amor... Estoy muy nerviosa… Es como si enfrentara, nuevamente, mi “Primera Vez”, mi “Noche Nupcial”… Y tengo un poco de miedo… Te haces cargo, ¿verdad?
Tranquila cariño, que todo irá bien…seré tremendamente gentil contigo… Pero, si prefieres dejarlo para más adelante, cuando te encuentres mejor, más tranquil…
No amor; sigamos… ¿Sabes?... Sí, tengo algo de miedo, pero también ganitas… Muchas, muchas ganitas…Es como entonces, cuando mi pobre Pablo me desfloró; tenía miedo, sí, pero también lo deseaba…le deseaba… Ahora, también lo temo, pero, ¡Dios!, y cómo lo deseo… Te deseo, amor… Venga, cariño, bien mío, hazlo, penétrame… ¡Métemela, cariño mío!... ¡Hazme tuya…tu mujer!
Y desde ese momento la noche se hizo larga, muy, muy larga “Que no se rompa la noche,/ por favor, que no se rompa./ Que tengo que amarte mucho,/ que tengo que amarte tanto/ que si la noche no acaba/ yo te voy a enloquecer./… Y no; la noche no se rompió, sino que permaneció impoluta hasta que ni Isabel, y menos, aún, yo, no podíamos ya ni con el pelo, derrengados ambos, desjarretados ambos, desfondaos ambos… Pero, debo decir, en honor a la verdad, que yo a ella, a mi Isabel, no la enloquecí, ni muchísimo menos, sino que fue ella quien me dejó a mí bastante más que turulato perdido, pues… ¡Dios, y en qué pedazo de mujer, de hembra humana, que se me reveló a nada de empezar a amarnos en la dulce “danza de Venus”!
No era una mujer lo que entonces surgió, sino una tigresa devoradora de ...
... machos… Ella, tan religiosa, tan católica, apostólica y romana, devenida en mujer/hembra insaciable, queriendo siempre más, y más, y más y mucho, muchísimo más, exprimiéndome al máximo, como a un limón, hasta conseguir escurrirme hasta la última gota de mi viril esencia… Sí, así me resultó, por finales, mi Isabel: Religiosa hasta la médula, casi, casi, que fanáticamente cristiana católica, apostólica y romana, al tiempo que mujer, hembra, más que ardiente… Y, realmente, no es incongruente lo uno con lo otro, la religiosidad con el ardor amoroso/sexual, que lo cortés nunca impidió lo valiente, como solemos, solíamos, al menos, decir por estos hispánicos lares. (6)
Ni qu decir tiene que, al día siguiente, despertamos tarde, pues muy, muy tarde, o muy pronto, según se mire, acabamos por entregarnos en brazos de Morfeo los dos, Isabel y yo, abrazados ambos y con mi “cosota” todavía dentro de ella, pues mi mujer… Sí, mi mujer, quiso retenerla dentro de ella, con lo que me obligó a hacer equilibrios para mantenerme encima de ella y, al tiempo, poder descansar la cabeza, al menos, en la almohada. En fin, que cuando al fin nos dormimos serían ya entre las seis y las siete de la mañana, despertando pasadas ya, y bien pasadas, las tres de la tarde, tras ocho-nueve horas de reparador sueño, lo que devino en que abriéramos los ojos con las de Alberi(7), en especial este servidor de Dios y “uztede vozotro”, que despertó de un bravío… Pero es que, tampoco mi Isabel se quedó atrás, ni ...