1. De cómo isabel vino a mi vida


    Fecha: 12/12/2022, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... luego, respondieron, más alborozados que menos, con un “¡SÍ!” más que rotundo que de pocas no atruena la estancia, y yo pues, simplemente, enrojecí hasta la raíz del pelo… Luego, ya en la calle, camino del coche para enfilar la carretera rumbo a “mi” pueblo, “nuestro” pueblo desde esa noche, me dijo
    
    No te he visto yo muy animado con lo de traerle hermanitos a mis hijos… ¿No quieres, acaso, tener hijos conmigo… Porque, a lo mejor, ya vas listo, que anoche no tomamos precaución alguna y, no sé yo, no sé yo, cómo irá lo de ovular este mes, aunque, diría, que por estas fechas… Más o menos, vamos
    
    Y yo, a esa franca pregunta, respondí inquiriéndole a mi vez
    
    ¿Y a ti?... ¿Te incomodaría que yo engendrara vida en ti?
    
    Nos miramos, ya a la franca luz de la luna, nos besamos enseguida y rompimos los dos a reír, alegres, gozosos, con lo que nuestros ojos, mutuamente, se respondieron a nuestras cuestiones
    
    Por finales, no hubo casorio formal, sino vil, libidinoso, contubernio macho-hembra, que diría un muy purista católico, apostólico y romano, y es que por muy católica apostólica y tal y tal y tal que mi “santa” fuera, también estaba la pensión de viudedad que por su fenecido esposo cobraba y que, “moco de pavo”, la verdad, es que no era, que buenos euros, una cifra no tan baja seguida de tres ceros, ni más ni menos, y, si mi Isa volvía a casarse, dejaba de ser una pobre viuda para pasar a señora con marido y todo, la pensioncica, pues, “volaverunt, volaverunt”, y como ella ...
    ... misma decía: “Con las cosas de comer, no se juega”… Ahora, a la misma mañana siguiente, segunda que amanecíamos como oficiosos marido y mujer, los dos estábamos en la iglesia parroquial del pueblo, oyendo misa, y allí, humillados, de rodillas ambos ante Dios, renovamos aquellos votos que cruzáramos en nuestra “Noche Nupcial”
    
    Ante Dios Nuestro Señor yo, Antonio, te tomo a ti, Isabel, por mi esposa y mujer y me otorgo a ti por tu esposo y marido, para amarte, honrarte y respetarte, en lo buen y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, hasta el fin de mis días, jurando, además, serte fiel mientras viva
    
    Y yo, Isabel, postrada ante Dios, te tomo y acepto a ti, Antonio, por mi esposo y marido, otorgándome, dándome, a ti por tu esposa y mujer, para amarte, honrarte y respetarte, en lo buen y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, en la pobreza y en la riqueza, hasta el fin de mis días, jurando, además, serte fiel mientras viva
    
    Y, como de otra forma tampoco podía ser, seguidamente a los nuevos votos nupciales, nos besamos como lo que, para nosotros, desde luego, pero también, estábamos de ello seguros, para Dios, ante Dios éramos, marido y mujer, esposo y esposa… Y sí, unos diez meses y poquísimas semanas después mi amadísima Isa me ofrendó el primer fruto de nuestro amor, una niña que ella se empeñó en llamarla María en homenaje a mi difunta madre… Y allende trece, catorce, meses más tarde mi Isa me regaló un Antoñín más bonito que un ...