1. Silvia


    Fecha: 12/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que trabajaban los dos para papá, hace unos... diez o doce años, ella era rubia, guapísima, se llamaba Eva y él... Andrés me parece.
    
    -S. ¿Él era aparejador y ella trabajaba en contabilidad?
    
    -M. Exacto, ¿los recuerdas?
    
    -S. Si, es cierto que ella era una tremenda hembra.
    
    -M. ¿Tremenda hembra? ¿Pero desde cuando hablas así?
    
    -S. Desde ayer. Pero sigue.
    
    -M. Pues decía que se divorciaron de un día para otro y se comentó que él la había sorprendido con el hijo en la cama, pero vete tú a saber. La verdad solo ellos la saben. A la gente le encanta lanzar ese tipo de bulos.
    
    -S. Caray, es que con una madre así, cualquiera cae en el incesto, pobre chaval, me solidarizo con él.
    
    -M. Silvia, no bromees con eso, el chaval era muy joven y una cosa es que ocurra entre adultos y otra cosa...
    
    -S. ¿Era menor el chico?
    
    -M. No, creo que no, pero a los veinte o veintiuno hay todavía muchas cosas por asentar en la personalidad de un chico, que, además, sabes que los hombres maduran mucho más tarde.
    
    -S. ¿Y madre e hija?
    
    -M. Ay, yo que sé, conozco a dos que ayer se lo pasaron muy bien...
    
    -S. Venga, porfa.
    
    -M. Ahora que lo dices, hace unos años, en la playa, estuve un rato observando a una madre y a su hija, recuerdo que me llamó mucho la atención la manera en que se ponían crema, y me pareció que se daban un piquito en los labios. La playa estaba casi vacía y probablemente a mí ni me veían. Estaban las dos en topless, solas y….
    
    -S. A lo mejor eran ...
    ... amigas.
    
    -M. No, luego las vi de cerca y se parecían demasiado. Quizás fue mi imaginación. En fin, a cenar, no tenías tanta hambre.
    
    -S. Mami, me he traído también una minifalda.
    
    -M. Pues cámbiate y así me sorprendes con la novedad.
    
    Silvia estaba desatada, me entraron dudas, mientras comenzamos nuestro banquete y ella no era capaz de dejar de hablar de sexo un par de minutos, yo me preguntaba si la pobre tenía tanta falta de disfrutar un poco de su cuerpo y de que alguien la tocase, la besase, la mirase con deseo que, simplemente, el azar hizo que me tocase a mi ser esa persona. Quiero decir que, si se hubiese quedado encerrada con un o una desconocida en el ascensor y éste tuviese un poco de sensibilidad para escucharla y darle un poco de cariño, acabarían follando.
    
    La minifalda que había traído era una pasada, le sentaba tan bien. Era ligeramente elástica y le hacía un culo increíble. El top que llevaba parecía encoger por momentos, cada vez veía sus pechos más marcados, sus pezones parecía que iban a agujerear la tela y una fuerza misteriosa parecía juntar con más y más fuerza aquellas dos tetas que marcaban un canalillo al que yo ya miraba sin disimulo. El viento fue arreciando cada vez más y poco a poco fuimos dando cuenta de los camarones. Silvia se iba poniendo más cachonda a cada sorbo de cava.
    
    -S. Mami, ¿cuántas botellas has puesto a enfriar?
    
    -M. Dos de cava y una de vino blanco, pero espero que sobren. Imagínate que llama tu padre y estamos las dos ...
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