Silvia
Fecha: 12/12/2022,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... que abrirlas.
-S. Tranquila, no voy a tocártelo aún, solo quiero verlo. Es grande, unas mallas bien apretadas te quedarían de miedo, porque abulta muchísimo. Me gusta mucho verlo así, tan cerca, los labios de fuera son como una golosina, ¿nunca has llegado a depilártelos del todo?
-M. Si, pero necesito ayuda. ¿Cuento contigo?
-S. Solo a cambio de que esté siempre a mi disposición. ¿Mami, como vamos a hacer para ser amantes?
-M. No te agobies ahora con eso. Déjame que coja aire. Vamos a disfrutar el fin de semana.
-S. La entrada empieza a estar blanquecina.
-M. Si aguantas un rato más tendrás premio. Déjame que la cierre unos minutos. Ven a darme un beso. ¿No te interesan mis tetas?
-S. Me interesas de pies a cabeza, pero lo que más me gusta de ti es tu culo y tus caderas. Ahora entiendo a papá, ese bronceado con la marca del bikini es demasiado.
Nos besamos un rato y jugamos cada una con las tetas de la otra hasta que note que mi coño era pura gelatina. Silvia dio buena cuenta de ella, se la comió todita. Nos prometimos darnos una hora de descanso.
-S. ¿Cuántos orgasmos más crees que seremos capaces de tener hasta el lunes?
-M. ¿Tú qué prefieres, cantidad o calidad?
-S. Yo las dos cosas.
-M. Ya, pero eso no puede ser.
-S. Entonces cantidad sin duda. Me encanta esta sensación de estar satisfecha, vamos que tengo el coño que no puedo ni tocarlo.
-M. Ay mi mujercita que vulgar empieza a hablar ¿Tomamos el postre?
-S. Si venga, más ...
... vicio, sexo, nata y chocolate.
-M. Tengo una idea, te va a encantar.
El ático en que vivimos es enorme, ocupa toda la planta superior de un edificio diseñado por mi marido. Tiene varias terrazas, pero, aparte de la cocina, mi lugar favorito es el salón, que no tiene terraza, pero si un ventanal precioso que recuerda mucho a las galerías de muchas zonas del norte de España. Movimos una enorme butaca hasta acercarla al ventanal, y Silvia sirvió dos trozos enormes de tarta. Yo acerqué también un vino dulce delicioso de Málaga y nos acomodamos juntitas en la butaca, puse mis piernas sobre las de mi hija. Ella desnuda y yo todavía con mis medias blancas y mi ligero de licra. La vista era increíble, la luz de la calle iluminaba las nubes desde abajo y parecían estar apenas cien metros sobre nosotras, el viento había amainado bastante pero todavía nevaba. Teníamos todas las luces apagadas.
-S. Ostras mamá, con el frío que hace fuera y el calorcito aquí dentro y los cristales no tienen nada de condensación. En mi casa estarían chorreando agua. En invierno me paso un rato secándolos cada día.
-M. Solo faltaría, tu padre se pasó más de seis meses trabajando exclusivamente en este edificio, y luego supervisó él mismo la obra, que sabes que eso no lo hace nunca. Recuerdo que nunca llegaba a casa antes de las once.
-S. ¿Y ahora qué tal? A mí me dice que trabaja muy pocas horas
-M. Bueno, depende, lo que si hace es desconectar completamente el fin de semana, incluso los ...