Lo que no le da el marido se la da su suegro
Fecha: 15/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Berni, Fuente: CuentoRelatos
... eréctil y su apatía para hacer terapia.
—Supongo que te hará feliz en la cama ¿no? —preguntó sin contemplaciones y Carol pensó que aquel hombre no tenía ningún filtro para hablar, ni para exteriorizar sus pensamientos. Quizás toda la gente de pueblo se expresaba así de abiertamente sin contemplar las consecuencias de ciertas afirmaciones. Sin embargo, el silencio por respuesta de Carol constató la verdad y su suegro supo que su hijo apenas la tocaba.
—Yo pensaba que tenía un problema, —dijo ella al fin.
—Pues ya sabes donde está el problema, aunque yo pensaba que ya lo había resuelto. ¡Que desperdicio de mujer!
—¿Cómo dices?
—Una mujer como tú se merece un hombre de verdad. ¿No te parece?
—Supongo, —dijo indignada por haber vivido en una mentira durante dos años.
—¿Entonces qué haces, pasar la mano por la pared?
—Más o menos. Pensaba que teníamos que ir a terapia por ver si teníamos un problema…
—La mejor terapia es un buen polvo, —aseguró sin dejarla terminar. —¿Le has puesto los cuernos? —preguntó de nuevo sin cortarse lo más mínimo.
—Nooo…
—Pues deberías. El orificio hay que mantenerlo engrasado o acaba oxidándose.
—Sí, eso pienso yo, —dijo Carol empezando a soltarse. Empezaba a gustarle la franqueza y la espontaneidad con la que le hablaba su suegro.
—¿Y qué haces cuando las ganas aprietan? ¿Te masturbas?
—Eso no es asunto tuyo, ¿no crees?
—No, no lo es, pero el otro día vi como lo hacías mientras mi mujer y yo ...
... follábamos. Incluso vi como te corrías, ¿o no?
Eso sí que no se lo esperaba. Aparte de que desconocía que su suegro era sabedor de su condición de mirona, nunca había hablado con nadie con semejante desparpajo y osadía para llamarle al pan pan y al vino vino.
De nuevo se quedó sin palabras y fue Matías quien rompió el breve silencio que se produjo después de aquella afirmación.
—No te preocupes. Soy una tumba. Si te digo la verdad, era en ti en quien pensaba cuando descubrí que estabas tras la puerta.
Matías detuvo el cuatro por cuatro, cogió la mano de Carol y la posó sobre su polla hinchada.
—Esto es lo que necesitas y no al inútil de mi hijo, —afirmó mientras él mismo le presionaba la mano sobre su miembro.
Carol no salía de su asombro, sin embargo no quería soltar aquel bulto que empezaba a ganar dureza.
—Ya la has visto en acción y sabes de lo que es capaz. ¿Qué me dices? —le preguntó al mismo tiempo que desabrochaba su pantalón y extraía la enorme polla nervuda con un sonrosado, brillante y apetecible glande.
—No es necesario que te conteste, —le replicó ella mientras cogía el madero y lo movía arriba y abajo.
—¡Vamos, cómetela que te mueres de ganas!
Carol no se hizo de rogar, se agachó y su boca se abrió para abrazar el pilón de carne del que hacía gala su suegro, y su cabeza inició un movimiento oscilante ayudado por la mano de su suegro en su cabeza. Por un momento abandonó el cipote para contemplarlo y piropearlo.
—Menudo pollón tienes, ...