1. No digas nada


    Fecha: 18/12/2022, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... decidí. Me he levantado pensando en él, me he duchado pensando en él y ya sabéis lo que eso significa (me he masturbado bajo la ducha pensando que era él el que me acariciaba) y me he arreglado a conciencia pensando en él.
    
    Me he puesto una falda negra ajustada por encima de la rodilla y una blusa blanca que he dejado a medio abrochar. Así se ve el nacimiento del pecho y un poco del sujetador, también blanco y con un encaje muy bonito que me hace un canalillo muy sexi.
    
    Y aquí estoy, subida en unos zapatos de tacón y agachada trasteando con el cierre de la persiana mientras miro de reojo y lo veo acercarse mirando el móvil....
    
    Miércoles. De hoy no pasa. Lo de ayer no me puede volver a pasar. Me acerco por la misma acera de todos los días y... ¡Hoy debe ser mi día de suerte! la veo levantando la persiana.
    
    Llego a su altura y sigue sin poder levantarla, por lo que me dispongo a ofrecerle mi ayuda.
    
    Nuevamente no logro articular palabra. Está perciosa. Lleva una bulsa blanca que define su espectacular silueta, con una falda moldeada por su trasero y al final de esas piernas dobladas, unos zapatos de tacón de los que me vuelven loco. Sí, soy un poco fetichista.
    
    Me arrodillo detrás de ella, sigo sin decir nada, pero intento ayudarla con la cerradura. Mis manos se rozan con las suyas y un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Que bien huele. Cierro los ojos porque quiero recordar este momento el resto de mi vida.
    
    Por un instante los abro. La miro. Ella me está ...
    ... mirando.
    
    Con una mano le acaricio la cabeza muy despacio. Bajo a su hombro. Me deslizo por su brazo.
    
    De repente pasa un coche. Nos asusta y la persiana se sube de golpe como si algo la hubiera arreglado en ese preciso instante.
    
    Nos ponemos de pie e intento recomponerme un poco.
    
    Ella me ofrece un café. Dice que tiene una Nexpresso dentro de la peluquería. Asiento con la cabeza, sigo sin ser capaz de articular palabra.
    
    Entramos y comienza a preparar el café, mientras yo disfruto mirando su silueta allí de pie, haciendo ligeros movimientos para ir poniendo el agua, la capsula o lo que fuese que estaba haciendo.
    
    Me vuelvo a acercar. Me pongo detrás de ella y comienzo a acariciarle sus hombros. Nuevamente mis manos comienzan a jugar con sus brazos y mi boca comienza a explorar su cuello.
    
    Noto como se nos altera aun más nuestras respiraciones. Hacia meses que soñaba con... Simplemente hablarle y allí estaba acariciandola... Besándola.
    
    Mis manos querían más, así que comencé a acariciar sus pechos. Primero por fuera y poco a poco fui quitando los botones de la blusa llegando a tocar su piel. Quería comermelos allí mismo. Quería darle la vuelta y besarla, meterme entre sus piernas y follarla como si de un adolescente se tratara.
    
    Mi cerebro ya había cedido todo el control a mis deseos, cuando escucho la puerta y un "buenos días!".
    
    Me separo de ella de golpe. Me giro. Se trataba de una señora mayor sonriente, la cual imagino que sería una cliente de la ...
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