Miriam y las mazmorras
Fecha: 24/12/2022,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cerraduras de código, marqué el 34829 y un clic indicó que la puerta se abría.
Como toda mazmorra, aquella era un poco hortera. La entrada repletas de fotos de estudio de mujeres atadas deba paso a un salón y unas escaleras. Que subían hacia una planta superior. Deje mi gabardina, el casco, mi americana y mi mochila en una silla. Me remangué las mangas de la camisa y bajé con decisión.
Miriam estaba de rodillas, mirando al suelo, con las palmas de las manos mirando hacía arriba apoyadas sobre sus piernas. Sabía que yo estaba allí pero sabía que mirarme sin permiso sería considerado como una falta grave y las falta graves se pagan caro.
La ignoré y me di una vuelta por la mazmorra. Era perfecta salvo que le faltaba un potro en condiciones y que las muñequeras y tobilleras fueran de cuero. Me imagino que hay demasiado gente con la mano demasiado larga.
Volví a donde Miriam me esperaba, le hice bajar aun más su cabeza y le coloqué el collar que descansaba a su lado. Miriam agitó su respiración. Le puse las muñequeras. Cogí a la chica del pelo y la hice levantarse. La dirigí tirándole del pelo hacia una de las cadenas que caía techo. Coloqué las muñequeras atadas a la cadena que colgaba y ahí la dejé.
Miriam estaba desnuda, con tacones como única prenda. Su pezones estaban duros, según ella le sobran seis kilos. A mi me gusta así.
Le puse una pinza en cada pezón, ella suspiró a cada una de ellas. Luego le puse otra en el clítoris.
- tócame el coño – ...
... suspiró Elena.
Me alejé, me saqué el cinturón, lo doblé y le di un latigazo con él en sus nalgas.
- no te he dicho que hables – le dije
- tócamelo por dios – otro golpe.
Acerqué mi cara a su oído y empecé a susurrarle.
- eres una perra, me pones mucho, pero tengo que educarte – mientras pasaba mis manos por su cuerpo casi sin tocarla.
- Tócame el coño – yo sonreí, seguí acariciándole sin decir nada pero dejándole excitarse – tomarme el coño – y volví a darle en su culo con mi cinturón.
Miriam ya tenía la respiración a gritada, yo dude entre seguir con el cinturón o pasar la flogger, el látigo de mil colas.
Miriam me miró desafiante, ella marcaba los tiempos en estos momentos. Cogí el flogger y le di diez latigazos. Miriam suspiraba. Deje que se repusiese y dejé el látigo. Cogí el vibrador en forma de bola y se lo puse en el coño. Miriam puso los ojos en blanco y empezó a gemir mientras me daba las gracias.
No pasaron ni tres minutos cuando a Miriam le empezó a cambiar la cara.
- amo, déjeme correrme.
- No
- Por favor
- No
- Por favor – aguanté dos minutos más y le di permiso.
Córrete cerda – y Miriam y se derrumbó mientras un squirt inundaba mi mano y el vibrador. Me imagino que otro le diría que era una puta, pero a mi me complacía que se corriese así.
La solté y la hice tumbarse en el suelo. Cogí cuerdas y até por un lado su brazos y por otros sus rodillas dejándola abierta de piernas y mostrándome ese coño calvo que ella ...