1. Médicos sin Frontera


    Fecha: 01/01/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... poco.
    
    Total, que en ese sitio podían faltar comida, medicamentos, y un montón de cosas para vivir. Ahora armas para matar era lo que sobraba. Nos dejaron metralletas, municiones, pistolas, en fin, todo como para pasar la tercera guerra mundial sin que escasearan balas. Nos pidieron que fuéramos aprendiendo y se fueron.
    
    Los enfermeros parecen que estaban acostumbrados. Mboto con la metralleta al hombro parecía el Van Damme. Casimiro era el encargado del depósito y el que nos repartió las armas. Yo no quería ninguna, pero tanto machacarme tuve que quedarme con una, y hasta me hicieron disparar. Lo que tenía de bueno es que salían un montón de balas todas juntas, y aunque no supieras tirar siempre a algo le pegabas. Silena, que era la enfermera que casi siempre hacía de auxiliar mía me tranquilizó conque era muy difícil que llegaran hasta aquí, los de la aldea no se lo iban a hacer fácil.
    
    Con los días las noticias si bien no eran buenas, en el pueblo se habían organizado bien y la vez que los terroristas llegaron más cerca no se la llevaron muy gratis. Ahí había armas para regalar y los de la aldea las usaban mucho mejor que nosotros, igual los tiros estaban a 200 mts. Yo estaba toda cagada, los muchachos se habían parapetado atrás de unos barriles con arena y se los veía tranquilos. Zulema trataba de calmarnos, pero no le sobraba nada. Ese día teníamos a cuatro niños como pacientes, estábamos al lado de ellos, El Dr. Hilario era místico, si tenía que morir se iba a ...
    ... morir, ni había agarrado el arma. Del Dr. Fuentes, no sabíamos nada.
    
    El tiroteo cada vez era más estruendoso y algunas balas daban contra el techo, de a poco fue apocándose el barullo hasta que los tiros cada vez se escuchaban más lejos
    
    - Puf…parece que se terminó, de esta nos salvamos – dije con alivio
    
    - ¿Se terminó? Ahora nos toca a nosotros – me contestó Zulema – vamos a preparar las camas y el dispensario – no sabía para que, hasta que veo un camión conducido por los negros de la aldea y empezaron a bajar heridos.
    
    Zule tenía razón. Nos tocó, y gracias a la capacidad de los enfermeros que se hicieron cargo de las heridas que no necesitaban operarlas, y a la orden de Hilario iban sacando a los heridos y nosotras nos hacíamos cargo de los más complicados. Con Ivone hacíamos un equipo y Zulema con Irene completaba otro. Al rato apareció el Dr. Fuentes para ayudar en la guardia.
    
    Estuvimos toda la noche sacando balas, suturando heridas, en fin, todo lo malo que tiene una guerra. A la mañana estábamos agotadas, empezamos a descansar por turnos los de enfermería casi estaban peor, como también eran de color todos se dirigían a ellos, y aunque no protestaban, los más graves daban más trabajo. Fueron tres días de infierno dónde aparte del Dr. Fuentes nos ayudamos como los mejores compañeros y nos ganamos el respeto de los de la aldea.
    
    Se fueron curando los heridos y volvíamos a tener los casos de siempre, cuando desde un villorrio cercano nos llegaron dos niños con ...
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