1. El presumir perjudicó al conquistador y a la conquistada


    Fecha: 05/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos

    Somos cuatro treintañeros que nos juntamos a jugar al paddle dos veces por semana. Rafael, amigo desde la niñez, Luis, casado con mi cuñada, Alberto, soltero por vocación, y yo Joaquín, casado con Sara.
    
    Dado que ninguno tiene dependencia laboral nuestras reuniones son los martes y viernes a las once de la mañana. Después de una hora de juego nos sentamos a reponer líquidos mientras charlamos. Generalmente el grueso de la conversación es monopolio de Alberto, que relata, con buenos visos de veracidad, las múltiples conquistas que hace y que, lógicamente, terminan en la cama.
    
    Hará un mes, en la consabida charla, el conquistador contó sobre el nuevo trofeo obtenido.
    
    -¡Anoche me cogí una hembra!
    
    Súbitamente mi concuñado se atragantó con lo que estaba tomando, ante lo cual el relator frenó su narración para darle golpes en la espalda. Como esos cuentos me resultan graciosos lo insté a seguir.
    
    -No nos dejés con la intriga, cómo te la levantaste?
    
    -Después de cenar, estaba aburrido en casa, cuando me llamó Luis diciendo que tenía una mina para mí, y me esperaba en la discoteca a la que solemos ir. Allí nos encontramos y conocí a esta mujer muy linda, vestida sobriamente con ropa de calidad y un físico que se adivinaba deseable. Me costó dorarle la píldora pero en una hora ya la tenía con la pollera blanca floreada en la cintura y al borde del orgasmo acariciándole la conchita mientras me mamaba la pija. A las cuatro de la mañana, después de dos acabadas mías y ...
    ... cuatro corridas de ella la dejé en una parada de taxis. No quiso que la acercara a su casa. Quedamos en hablarnos con la debida precaución porque es casada.
    
    En medio de la felicitación por la nueva conquista, me llamó la atención la cara de Luis que mostraba contrariedad y le dijo que terminara con esos delirios.
    
    Ya en casa, lo que otras veces había sido una anécdota más, me hizo ruido. No hace falta ser un gran matemático para obtener cuatro sumando dos más dos.
    
    La noche pasada, como yo tenía cierta incomodidad estomacal, mi mujer fue a cenar sola a la casa de su hermana. Finalizada la comida me habló diciendo que saldrían a tomar algo y que llegaría más tarde de lo habitual. Por el malestar, que no disminuía, estuve recorriendo canales en el televisor hasta tarde, y así pude ver regresar a Sara, a las cuatro y cuarto de la madrugada con su pollera blanca floreada, bastante arrugada por cierto. Confirmando estas conclusiones elementales estaba la actitud de mi concuñado, que era de franca incomodidad durante y después del relato.
    
    Finalizada esta lamentable reflexión mi ánimo fue transitando, de la sorpresa y asombro, al dolor y tristeza, de la ira ciega al rencor profundo, terminando, gracias a algún milagro del cielo, en una serena aceptación del suceso junto a la firme decisión de vengarme. Tres cosas debía lograr. Primero, que la convivencia no se alterara demasiado evitando que mi esposa tomara más precauciones. En segundo lugar tenía que planear algo sencillo y ...
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