El presumir perjudicó al conquistador y a la conquistada
Fecha: 05/01/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: suruminga, Fuente: CuentoRelatos
... que le gusta la pija.
-De todos modos cuídate, son situaciones peligrosas.
-Te voy a hacer caso, este fin de semana le doy con todo, en su casa y en su cama, a partir de esta noche viviendo con ella. Después trataré de espaciar un poco el asunto, aunque no sé si podré porque es insaciable.
Como lo había planeado, al atardecer simulé un viaje a la casa de mi hermana a unos cuarenta kilómetros. En realidad el que viajó fue mi hermano Jesús llevando mi automóvil y los dos celulares, el particular y el de la empresa. Yo me quedé en su casa y con sus teléfonos. Cualquier llamada que recibieran, uno de ellos debía atender y dar una excusa de por qué no lo hacía yo. Las antenas que registran el movimiento de esos aparatos nada iban a notar. A eso de las nueve de la noche mandé desde el celular de Jesús un mensaje de texto al mío diciendo que cenaran sin esperar, porque un inconveniente me obligaba a llegar más tarde.
Rafael, amigo de toda la vida me iba a llevar hasta casa y una vez terminada la venganza iríamos hasta el lugar que, teóricamente, nunca había abandonado.
Entré a casa por la cochera y en silencio ubiqué dónde estaban. Me puse al costado de la puerta e hice ruido para llamar la atención y esperé. Ella fue quien vino tratando de saber qué sucedía cuando la tomé de atrás oprimiendo el tórax hasta que se desvaneció. Con vendas le até muñecas y tobillos, poniéndole una cinta cerrando ...
... la boca.
Alberto al no obtener respuesta a sus llamados vino hacia donde seguía oculto y esperando. El procedimiento con él fue idéntico aunque con menor esfuerzo al ser tan delgado.
Aunque me hubiera encantado echarles en cara el placer de verlos desnudos, e inermes para lo que se me ocurriera, preferí seguir con el pasamontaña que solo mostraba mis ojos detrás gafas oscuras.
Todavía estaban medio inconscientes cuando, primero a él y luego a ella, les hice el tratamiento previsto. Prepare un gotero cargado con ácido de batería y se lo esparcí por el glande previo correr el prepucio, volviéndolo a cubrir. Después le tocó recibir el mismo líquido al recto. Similar visita recibieron la vagina y el recto de Silvia. Si la piel de las manos no es sensible al picante y el intestino sí, estimo que el ácido, que es capaz de quemar las manos, produciría mayor daño en esas mucosas delicadas. Por lo menos durante un tiempo el acoplamiento o caricia de los sexos sería sólo mental. Estaba por dejarlos cuando me pareció que la estaban sacando liviana. Así que tomé la tonfa que suele estar colgada en la percha y les di un buen golpe en espalda a la altura de los riñones.
Para terminar desaté el primer nudo de las muñecas de ella y salí. Cuarenta minutos después estaba con mis hermanos y mi amigo, acompañado del sincero afecto que me profesaban.
El lunes estaba previsto presentar mi pedido de divorcio.