1. Simplemente la vida


    Fecha: 07/01/2023, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Mi ciudad besa un ancho y marrón río al que le han robado las playas, el relleno sistemático de sus orillas, fruto de la desmedida ambición inmobiliaria, lo ha dejado sin la caricia de los pobres que refrescaban sus cuerpos en las tórridas tardes de verano.
    
    Sus aguas bajan lentas y contaminadas por los desechos, arrojados por industrias y curtiembres de empresarios ambiciosos que zafan de purificar efluentes, gracias a generosos aportes en bolsillos de corruptos funcionarios municipales.
    
    La riqueza insinuada en su presuntuoso nombre, es una gracia concedida a unos pocos.
    
    La ribera está contorneada por un bosque añejo, al que también han expoliado su vergel. Emprendimientos sociales y clubes de élite, deseosos de su fresco verdor, han echado raíces ocupando terrenos que pertenecen a toda la comunidad.
    
    Sus lagos permanecen y son refugio dominical de gente humilde de clase trabajadora, que no tiene acceso a las prohibitivas tarifas de los clubes circundantes, ni pasarían el filtro elitista del derecho de admisión
    
    Pegado a la foresta se halla un parque botánico centenario, su verdor bosteza nostalgia a la sombra de viejos árboles, rodeado de vistosas pérgolas de hierro forjado. A su lado, yacen los restos de lo que supo ser el zoológico de la ciudad, expulsado de la alegre compañía de los niños en la tarde de los domingos, por el reclamo sistemático de cincuentonas ricachonas.
    
    Damas que clamaban durante horas golpeando cacerolas por la libertad de los animales ...
    ... encerrados, mientras su caniches permanecían al sol, amarrados a las rejas por sus correas y sus empleadas domésticas limpiaban sus casas, desde la hora que se levantan, hasta la que se acuestan, después de comer las sobras que dejaron las pretensiones de dieta de sus patronas.
    
    En este pasaje bucólico mechado de grandes torres de lujo, se halla la nuestra. Lugar recordado de nuestras primeras travesuras. Sus amplias escaleras y suntuosos corredores sirvieron de escenario para nuestros juegos infantiles a temprana edad.
    
    La mancha, la escondida, el poliladron, la rayuela, divertían a los bonachones abuelos jubilados abandonados en los pasillos a la espera de la encapuchada, ayudándolos a pasar las lentas horas del aburrimiento y alteraban a solteronas reprimidas, deseosas de dormir la siesta.
    
    Nos conocemos desde siempre, crecimos juntos en medio de alborotos risueños y amores juveniles. Nos bautizaron los tres chiflados y en esa época lo teníamos más que merecido.
    
    La inocencia de nuestra temprana edad igualaba, lo que la realidad de nuestras vidas contradecía. Moro, mi novio de toda la vida, era hijo de un poderoso empresario bancario y de una explosiva morocha de ojos verdes quince años menor que él. Vivía en un penthouse del piso treinta y tres con vista al río, desde cuyo balcón se veía el país vecino.
    
    Nuestra casa, más modesta, era un departamento de dos dormitorios en el contrafrente del piso quince, con vista a la piscina de la torre, pero donde casi nunca ...
«1234...»