El sabor de la doble malta
Fecha: 08/01/2023,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el comedor, la situación aparentemente no reflejaba nada extraño… extraño era el contexto ellos, se pasaron un buen rato en la cocina y comencé a pensar, soñando despierto, que ellos podrían estar viviendo algo parecido a lo mío con Carla, después de lo que vivimos en fin de año con Gerard no era nada descabellado… o me estaba haciendo creer que yo no estaba haciendo algo prohibido con Carla.
Nos encontrábamos los cuatro sentados en el sofá, yo masajeando y jugando con el cabello de Carla y Anna con la mano en Gerard mientras conversábamos. Le habíamos dicho que habíamos estado viendo YouTube durante la ausencia de ambos.
Después de un breve instante, Gerard y Anna desaparecieron nuevamente por el pasillo de nuestro piso, dejándonos solos de nuevo, con mi corazón sacudiendo mi pecho. Carla, sin tanga y después de sobarle todo el culo y su entrepierna… solo pensaba en comérmela, me iba a estallar la polla.
Carla se levantó del sofá y buscó el tanga bajo el sofá. Su cara trasmitía una sensación de picardía, no se las volvió a colocar. En cambio, se fue directamente a mi cuarto de matrimonio, se dirigió a los cajones donde Anna guarda la ropa interior, y junto a mi cara de sorpresa, las dejó sin doblar, encima de las bragas de su amiga Anna.
- Si compartimos novios… que lo vea –dijo observando mi cara de incredulidad
- Estas loca… –contesté
- ¿Crees que no se están divirtiendo sin nosotros?
- Me lo puedo imaginar…
Acabé la frase mientras Carla me llevaba ...
... de vuelta al comedor. No dejó que me sentase, se plantó frente a mí, a escasos centímetros mordiéndose el labio, su mirada la clavó en mi boca. Me sentía deseado, veía en su forma de mirar sus ganas de besar mis labios, de unirnos.
El tiempo transcurría muy lentamente, cada vez se iba acercando más. Sus manos en cambio, eran más agiles, no las veía, las sentía en mi cuerpo. Estaban manoseándome encima del pantalón, la entrepierna, que estaba en ese momento, muy dura. Mis manos en cambio no logaron moverse en estos instantes a más de su cadera. Yo también estaba deseando sus besos, quería fijar toda la atención en ese sabor, en el sabor de sus labios, su lengua jugar con la mía.
Comenzamos a besarnos, de pie, entre el sofá y la televisión, sonando la música que invitaba a coser nuestros cuerpos. Carla, dejó caer mi pantalón y ayudó a deslizar mis calzoncillos a media pierna. Mi polla apuntaba hacia el cielo, completamente dura y completamente agarrada por su mano, que la movía desesperadamente. Por mi parte, después de los primeros besos, reaccioné, levanté su falda dejando al aire su entrepierna. No pude resistir hundir mis dedos por su raja, sin un solo pelo, disfrutando de ese maravilloso tacto. Mi otra mano en cambio, no quería perder la ocasión de manosear sus tetas. La introduje por debajo de su blusa, palpe el sujetador y estiré de él, desnudando su pezón, duro.
No escuchábamos ningún ruido en la cocina, aun así seguía en alerta. Después de un rato disfrutando ...