El sabor de la doble malta
Fecha: 08/01/2023,
Categorías:
Intercambios
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... clavados en mí.
Me agarró del brazo con fuerza, llevándome a nuestra habitación y de un empujón me dejó tirado en la cama, boca arriba. Yo no reaccionaba a sus acciones, me dejé hacer, quería ser dominado por mi novia y por el fuego que salía de ella.
Solamente vestida con la ropa interior, abrió el primer cajón de su mesita de noche y sacó un pañuelo rojo. Pensé que iba a atarme, pero en vez de eso, me vendó los ojos. Se acercó a mí y con voz sensual, me susurró al oído que debía cumplir todas sus exigencias y no podía negarme. Con tal situación, no podía ni pensar en negar cualquier petición que mi novia tuviese en mente…
Anna comenzó a besar mi cuello, lo lamia muy lentamente mientras sus manos apretaban mi cabeza y notaba como su pelvis apretaba mi abdomen. Era su juguete. Me arrancó la camisa, botón a botón, dejando caer su dedo por mi pecho hasta el botón del pantalón. Lo desabrochó, dejando la cremallera a medio recorrido. Yo continuaba con los ojos tapados, solo intuía por el cuerpo de Anna donde estaba. Tenía su pelvis pegada en mi espinilla, la notaba rozarse, buscaba el movimiento sobre mí. Siguió, ahora con besos sobre el final de mi vientre, y bajó con sus dientes la cremallera que quedaba. Con la ayuda de sus manos, me despojó de los pantalones y calzoncillos de un solo movimiento, dejando mi miembro al aire, totalmente erecto.
Comenzó con mucha suavidad, a rodear con su lengua los límites de mi entrepierna, lamia sin esperar, la punta de mi pene ...
... mientras me arañaba las piernas con sus uñas. Mantuvo el juego varios minutos hasta que introdujo mi pene en su boca, muy lentamente, subía y bajaba. Notaba como su lengua acompañaba el movimiento, sintiendo cada gota de su saliva caliente sobre mí miembro.
Yo no reprimía ni un solo movimiento, lo acompañaba de jadeos. Sé que a Anna le excita muchísimo escuchar cómo me hace gozar. La intensidad aumentaba, ayudada de sus manos sobre mis testículos, los estiraba y movía con suma pasión. Paró. De repente paró. Se levantó, no entendía nada.
Me dijo que no me moviese, me imaginé que ahora me cabalgaría. Pero no fue así. Escuché nuevamente el cajón de la mesita de noche. Por los ruidos supe que estaba cogiendo el consolador. Me lo dejó en la mano con una suave vibración.
Algo tenía en la cara. Anna se puso encima de mí en posición 69. Comenzó a embadurnarme de aceite por toda mi entre pierna, y coloco su pelvis en mi boca.
- Lámeme –la oí con voz casi imperceptible
- Si... sii…. –logré contestar, pero ya tenía todo su coño en mi cara
- Mete el consolador, quiero todo… todo… todo… -insistía Anna
Hice caso, mientras ella jugaba con sus manos por toda mi entrepierna y lamia mi capullo con su lengua, yo lamía, casi sin poder respirar, mientras jugaba con el consolador entrando y saliendo por su coño.
- Quiero que pienses… que… ammm... quiero que pienses que no soy yo quien te toca –dijo Anna
- ¿Cómo lo voy hacer? Me encanta... me encanta lo que… que estás ...