Mario (19 de 22): El abuelo y mamá
Fecha: 08/01/2023,
Categorías:
Gays
Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos
Después del viaje de Guillermo y Peru a Japón la vida se estabilizó. Guillermo había cumplido con su obligación de visitar a su familia y comprobar que estaban bien. No se daba cuenta de que su nuera, su hijo y su nieto tenían allí otra familia que cuidaba de ellos.
Guillermo continuaba amando a su hijo más que a si mismo, y ahora lo hacía extensivo a toda su familia, la defendería a toda costa ante cualquier problema que surgiera. Peru me llamaba después de su vuelta y yo evitaba encontrarnos, lo estaba deseando pero mi relación con Guillermo me retenía y aun podía controlar mis deseos, en lo sexual Guillermo me daba lo que necesitaba pero en lo afectivo y como amigo le echaba en falta.
La enfermedad del abuelo parecía haberse detenido o, al menos, ralentizado con los tratamientos médicos y una fuerte medicación. Guillermo había cogido la responsabilidad de ocuparse de él y ahora le atendían sus médicos.
Dos veces al mes Rodolfo lo recogía para llevarlo a la consulta por orden de su jefe, le agradecía que hubiera tomado esa iniciativa, lo que para él resultaba fácil suponía para mi una guerra. El abuelo no se oponía a lo que don Guillermo ordenara o quisiera.
Cuando se lo agradecí la respuesta que me dio fue escueta.
-¡Gracias! Guille, sin tu ayuda no hubiera podido sacar adelante lo de mi abuelo.
-No te preocupes, de alguna manera tengo que pagar mis deudas. -y ahí quedó todo.
El abuelo continuaba acudiendo al gimnasio y pasaba allí mucho tiempo. Por ...
... la vigilancia de Aldo, o por otros motivos que desconocía, había dejado el juego pero continuaba bebiendo. A veces llegaba solo y otras Aldo le acompañaba hasta la casa a las noches.
Ese día ya estaba anocheciendo y empezaba a preocuparme porque el abuelo no llegaba, me asomaba a la ventana de vez en cuando, nervioso y sin saber que decisión tomar, luego volvía a mis libros extendidos sobre la mesa de la cocina y, cuando veía que no podía concentrarme en lo que estudiaba, otra vez a la ventana.
Suspiré relajándome cuando observé que se acercaban tres personas caminando por la acera, dos de ellas eran Aldo que llevaba a mi abuelo ayudándole a caminar y la tercera figura resultaba de configuración delicada al lado de ellos, indudablemente era una mujer.
Abrí la puerta antes de que ellos llegaran, como sospechaba mi abuelo venía bebido, entendía que Aldo no podía estarlo vigilando todo el día, ni era esa su responsabilidad, pero había llegado a confiar tanto en él que me sentí molesto.
-¿Cómo has permitido que beba hasta este extremo?
-No le he visto en todo el tiempo que estuve en el gym, lo siento Marito, hoy no acudió como los demás días, estuve buscándole sin resultado hasta que…, ya ves, lo encontré en este estado. -el bueno de Aldo no levantaba la vista del suelo y me sentí ruin.
-¿Me ayudas a meterlo en la cama? -levantó la cabeza con una sonrisa de reconocimiento cuando vio que le hablaba normal, sin aspereza.
Mi amigo estaba mejorando, y mucho, no ...