No fui expulsada del paraíso por ser infiel
Fecha: 19/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: SandraWK, Fuente: CuentoRelatos
... parecía disfrutar del todo del numerito.
Ahora el vaso había vuelto a mis manos y pese a mis anteriores reticencias quería poner una buena guinda a nuestros jueguecitos y conseguir que Andrés, al igual que ocurriera en el episodio de la ducha, fuera el peor parado. Las dos chicas habían vuelto a su conversación y no nos prestaban atención. Me senté justo en frente de Andrés, a escasos dos metros.
Con un movimiento lento de mis piernas, que capto su atención, fui separando lentamente mis muslos, de modo que la falda iba poco a poco avanzando y abriéndose, deslizándose vaporosamente a lo largo... por fin deje descubierto todo mi sexo, contemplado a placer por Andrés, el cual parecía revolverse en su asiento; lo siguiente fue una conducta increíble porque a la vez que mantenía esta indiscreta postura, levante el vaso, lo acerque a mis labios y comencé a beber... Pero no bebía de una manera normal... la excitación me provocaba hacerlo con furia... casi con todo el cuerpo... a tragos enormes que me llenaban la garganta.
Mi cuerpo todo parecía líquido y esa bebida blanca con el esperma de Andrés simulaba recorrerme dulcemente todas las entrañas... Apurado el vaso, a duras penas intente tranquilizarme, Andrés, sentado justo en frente de mi me miraba con una cara que demostraba un deseo absoluto. Cruce las piernas en un intento de calmar la situación... pero el sexo me ardía de pasión con un contraste de calor húmedo.
Mientras tanto sosteníamos nuestras miradas, en ...
... silencio... aunque de vez en cuando intuía que él se masajeaba el pene, evidentemente erecto a primera vista, a través del bolsillo de sus pantalones.
Una voz me saco del túnel en el que estaba inmersa, era Luis, hablándome:
-Oye ¡Carlos esta hecho un horror. ¿Por qué no le das un paseíllo a ver si se despeja?
-Ella sola no va a poder con el -respondió en mi lugar Andrés- Venga te acompaño. Cogimos entre los dos a Carlos que prácticamente no podía sostenerse en pie y pidiendo a nuestros amigos que nos esperaran allí, nos dirigimos hacia la salida.
Al salir de la discoteca, que estaba situada en las afueras de la ciudad, te encontrabas con un aparcamiento grande, el cual terminaba en un pequeño murete que nos llegaba a la cintura y que daba a una playa y el mar. Trasladamos a Carlos hasta dicho murete, a la altura de donde teníamos nuestros coches aparcados, con el fin de que se repusiera gracias a la brisa que provenía del océano.
Sin embargo era tan malo su estado que solo acertó a tumbarse todo a lo largo de dicho murete, lo cual tampoco presentaba riesgo alguno, dado que de caerse, lo haría en la arena que tan solo estaba a escaso metro y medio de altura.
Cayo dormido entre vapores etílicos prácticamente al instante y pese a mis intentos de despertarle y animarle, no conseguí gran cosa. Era la oportunidad para poner las cosas en su sitio, así que me encare con Andrés:
-Andrés, devuélveme mi ropa interior, ya es hora de que las cosas vuelvan a su cauce y ...