No fui expulsada del paraíso por ser infiel
Fecha: 19/06/2018,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: SandraWK, Fuente: CuentoRelatos
... acabar con esta locura.
-¿qué locura? -me replico- de cualquier modo había supuesto que me podría quedar con tus bragas como recompensa
-¿cómo recompensa de qué? -respondí malhumorada- a ti algo te funciona mal en la cabeza... venga devuélvemelas!!
-Si las quieres quítamelas -respondió de forma altanera- me voy a sentar en mi coche... estoy harto de estar de pie. Se fue hacia su coche, que estaba aparcado en batería, con la luna trasera mirando hacia Carlos, a muy poca distancia del murete.
Yo no podía creérmelo; estaba claro que había disfrutado con los juegos y de hecho todavía no había logrado calmar la excitación previa, pero ya estaba bien. Carlos no tenía precisamente pinta de ir a recuperarse rápidamente, sumergido en su profundo sueño artificial, así que me gire hacia el coche de Andrés y avance dispuesta a acabar con el asunto. Al acercarme observe que Andrés estaba sentado en el asiento del copiloto, de modo que me acerque a su puerta y golpee en la ventana.
Andrés estaba lateral, girado hacia el lado contrario, dando la cara al volante y pese a mis golpes no contestaba. Decidida, tire de la manilla de la puerta, la abrí de par en par y avance para tocarle en el hombro (pensé que igual también se había dormido) a partir de aquí todo fue demasiado confuso...
Recuerdo que al tocar su hombro Andrés se giró y sentó; de manera inmediata, observe que la bragueta de su pantalón estaba abierta, el cinturón y el pantalón desabrochado y a través de ese ...
... espacio, de manera colosal, sobresalía su pene, en absoluta erección, el más enorme que jamás había visto en vivo. La vista de aquello, que anteriormente solamente había acertado a sospechar, me dejo absolutamente petrificada y sin respuesta, absorta en su contemplación, la boca abierta como al admirar un monumento en lo alto.
Al momento Andrés aprovecho hábilmente para agarrarme por los hombros y empujarme al interior, cerrando a su vez de un golpe la puerta, quedando Yo colocada sentada lateral sobre él, como una amazona clásica en su montura.
En vano intente zafarme:
-Andrés NO... ¡No joder!... Carlos esta ahí fuera, le veo a través de la ventana ¡Andrés se mantenía callado y se aplicaba en agarrarme firmemente pero con dulzura con un brazo, de la cintura, para impedir que me escapara, mientras que con la mano libre me masajeaba los pechos por encima de la blusa llegando incluso a introducir su mano debajo de mi falda, hacia mi sexo, totalmente descubierto sin ropa interior, separando mis piernas, palpando mis calenturas, apretando su cara contra mi cuerpo.
Debo decir en mi descargo que aquella era una prueba demasiado fuerte para mi voluntad, sobre todo debido a toda la noche de excitación continua que acumulaba, al alcohol, al abandono sexual al que me tenía sometida mi marido y sobre todo porque durante el fingido y protocolario forcejeo, mis glúteos y sexo desnudos estaban sentados sobre aquel magnifico pene, rozándole y apretándole con cada movimiento, tocando ...