Sexo embarazoso, gimnasia de la alegría
Fecha: 16/01/2023,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
... un parque de diversiones a su disposición se conforma con estar en el juego menos divertido.
—Me has comprendido, entiendes mi estado de ánimo, corneada y tener que “ajusticiarme por mano propia” pero no es divertido.
—Qué piensa hacer?
—Qué harías, digo... vos que me aconsejas? Te inhibe una mujer embarazada?
—No… no de ningún modo, siempre fueron una de mis fantasías más ocultas, sería algo delicioso probar esa excitación genuina de una mujer en ese estado.
—Yo estoy en “ese estado”. Tenemos confianza y un trato de amistad de un par de años. Te animas a darle a tu amiga panzona?
—Realmente nunca lo hice con una mujer grávida, viendo lo buena que estás sería delicioso, sobre todo satisfacer tus necesidades.
—Qué bueno hacerlo contigo, me asegura discreción y sé cuántas ganas me tienes, he visto esa mirada cargada de lascivia de solo pensar en metérmela. O me equivoco?
—Para nada era tal cual pensabas.
—Entonces qué esperamos, llévame al hotel, el tiempo es oro. Vamos ya mismo!
Su primer acto fue, sacarse el sostén dejándose la remera puesta, improvisada danza erótica balancea sus voluminosos pechos, la remera trasluce la zona más oscura de las areolas, los pezones, gruesas picas empujan la tela para atravesarla. La prenda ajustada, sugiere más de lo que muestra, las tetotas meciéndose al compás de improvisada danza, pezones exultantes erotizan y estimulan el sentido lúdico del sexo.
Expeditiva y rápida en las decisiones, se había quedado ...
... corta, le tenía muchas ganas, más de lo que suponía, tanto que en un par de oportunidades necesité ir al baño a hacerme una paja para poder soportar la calentura del deseo.
En el breve trayecto al hotel más cercano me decía que desde que se embarazó sabía que detrás de mí encantadora sonrisa estaban los ruidosos instintos de hacerle sexo, que está muy cómoda en su propia piel, siente todas sus hormonas alborotadas como para dejarse comer por mí hambre de sexo.
En pocos minutos estábamos quitándonos los zapatos, sentados en la cama, esperando quién daría el primer paso para desatar la locura.
El deseo estaba servido, la calentura a punto de ebullición, tan solo fue colocarla de bruces sobre la cama, hacer a un lado la bombacha y dejarla ir dentro. La vagina súper caliente, pletórica de jugos, la siento algo estrecha para el grosor del miembro, entré de un solo envión. Las sensación de mi carne dentro de su sexo fue algo colosal, los gemidos conllevan el deseo reprimido, el movimiento del miembro chapotea en la jugosa almeja, la estremece y conmueve, agita y vibra, los jadeos del incipiente orgasmo se replican en contracciones, los músculos vaginales copian el sentido de oprimir al visitante, retenerlo dentro es lo que más le importa, exprimirlo, robarle toda la potencia.
No cesa de gemir, jadear hasta perder el aliento, por retener un instante más el goce, las emociones se suceden sin solución de continuidad. Vocifera y grita, palabras inteligibles, lloriquea, pidiendo ...