Cogida en una camioneta de carniceros
Fecha: 20/01/2023,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... alma.
Diego me dijo que esperara un momento y saltó de la camioneta y me encerró, dejándome a oscuras dentro del frigorífico apestoso a carne. El olor era nauseabundo, tanto que estuve a punto de desistir de la idea de tener sexo ahí.
Empecé a caminar sin poder ver nada, tropecé y caí, notando de inmediato que había caído sobre un colchón que extrañamente no me percaté al principio.
Debo admitir que me excité e imaginé lo que me harían esos tres chicos dentro de ese frigorífico mal oliente sobre un colchón usado, sin sabanas que lo cubrieran.
Transcurrieron como 20 minutos y escuché como abrían las puertas nuevamente. Me levanté del colchón antes de que entraran.
Cerraron por dentro y estuvieron un par de minutos ajustando unas linternas que trajeron de modo que estas enfocaran hacia el colchón.
—Todo listo —dijo Diego al ver que el colchón quedaba perfectamente iluminado—.
Caminó hasta el fondo donde yo estaba de pie mirándolos, me agarró del cabello y me tiró al colchón
—Puta —me dijo
Ese modo de tratarme me excitó.
Se desabrochó el cierre del pantalón y me indicó con el dedo a que le chupara el pene.
Sus dos amigos -que por cierto, me parecieron feos- se acercaron a nosotros y aunque no podía verlos porque quedaron a mi espalda pude adivinar lo que hacían; se estaban quitando la ropa.
Diego dejó que le chupara el pene a mi ritmo pero exigiéndome que lo hiciera "como las putas".
Sus dos amigos se acercaron más y se pusieron uno en cada ...
... lado de Diego; se masturbaban viendo la felación.
Diego me ordenó chupársela a Gabriel, así se llamaba el que estaba a su derecha.
Era feo, nada agradable su rostro, su cabello despeinado, de una delgadez preocupante, una mirada de enfermito sexual, de esos que al verlos sabes que viven metidos en su cuarto viendo pornografía todo el día, también tenía rastros de acné en las mejillas.
No me quedaba otra que mamársela delante de Diego, supuse que esa era otra de sus fantasías, que me cogiera un feo desagradable.
—Qué bien lo mama esta perra —dijo el muy atrevido.
En ese momento recordé lo que Diego me había dicho días atrás, que actuara como quien no quiere la cosa.
Ahora entendía el porqué. Se buscó a dos amigos que para mi gusto fueran desagradables a la vista y que actuara como si no quería coger con ellos, qué hijo de puta es mi primo.
Y realmente yo no quería estar ahí succionándole el pene a ese hombre tan feo y descuidado, así que dejé de chupársela y me alejé.
—Qué te pasa, perra, te cansaste? —preguntó Diego, acercándose a mi y jalándome el vestido que se rasgó como si de un papel se tratara.
Se puso de espaldas a mi y me tomó de los brazos uniendo mis muñecas, hacia atrás estirándolas y elevándolas un poco.
Me hizo quedar en una pose totalmente sumisa e indefensa, sentada sobre mis pies y sintiendo un poco de dolor en los hombros
—Me estás haciendo daño —le dije
—Métesela —le dijo al otro chico.
Este no tardó en ponerme el pene ...