1. Cogida en una camioneta de carniceros


    Fecha: 20/01/2023, Categorías: Anal Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en la boca y a mi no me quedó otra que chupársela.
    
    En ese momento sentí que encendieron la camioneta, me invadió un miedo extraño pero continué mamándole el güevo al otro feo.
    
    Empezó a cogerme la boca, pues, Diego se lo ordenó. No tardaron mis ojos en llenarse de lágrimas producto de la cogida de boca de la cual era victima.
    
    La camioneta se puso en marcha y pensé lo que parecía evidente. Me cogerían mientras la camioneta daba vueltas por la ciudad y quién más si no era el papá de uno de ellos el que iba a conducir, era más que obvio.
    
    Gabriel volvió a mi boca por orden de Diego que soltó mis brazos y me amenazó con atarme si no me dejaba coger la boca como ellos quisieran.
    
    Así empezaron a turnarse mi boca con violencia, ocasionándome arcadas, mis ojos llenos de lágrimas, mi maquillaje todo corrido.
    
    La camioneta se movía, no entendía lo que estaba pasando hasta que Diego hablo:
    
    —Te vamos a coger mientras Don Antonio da una vuelta por la ciudad, perra
    
    Yo me resistía a la cogida cuando me quedaba sin aire, luego me volvían a hundir el pene a la boca, uno por uno. Se pusieron en fila, así que mientras uno me cogía la boca los otros dos me obligaban a masturbarlos, luego se cambiaban de posición.
    
    Para entonces, ya yo estaba concentrada en disfrutar de ese tipo de sexo, olvidé lo feos que eran los amiguitos de Diego, olvidé que la camioneta estaba dando vueltas por la ciudad, solo me importaba estar disfrutando de tres buenos penes, sintiendo mi cuca ...
    ... humedecida, queriendo ser cogida.
    
    Pero mi cuca era la que menos iba a disfrutar de esos tres penes.
    
    —Sigue mamando, perra, pon a tono estos penes que te van a romper ese culo —dijo Alejandro, el otro chico.
    
    Se las chupé otro rato más, olvidando las ordenes de Diego de resistirme, me turnaba sus penes con gusto, excitada, deseando desesperadamente ser cogida.
    
    —Culo, culo, culo —entonó Gabriel—, quiero culo.
    
    Entonces Diego me agarró del cabello con violencia, se pasó al otro lado del colchón y me ordenó continuara chupando.
    
    Sus dos amigos quedaron detrás de mi que quedé en posición de cuatro y uno de ellos empezó a lamerme el ano y a escupirlo hasta que se decidió y me la metió de golpe haciéndome gritar de dolor
    
    El otro chico dio la vuelta y se puso al lado de Diego, ambos se arrodillaron y yo me turnaba sus penes mientras uno de ellos me rompía el culo.
    
    —No te vayas a correr, idiota —dijo Diego al que me daba por el culo
    
    Así estuvieron turnándose mi culito. Me insultaban, me pegaban en las tetas y las pellizcaban, me daban bofetadas, nalgadas, todo eso me excitaba en gran manera, pues, a pesar de que dolía, era un dolor soportable que contribuía a ocasionarme placer.
    
    —Qué puta —decían a cada rato, era el insulto más suave de todos.
    
    Estaban incrédulos ante todo lo que dejaba que me hicieran.
    
    Hubo un momento en que uno de ellos me daba duro por el culo y me jaló del cabello, grité de dolor pero no por el sexo anal sino porque jalaba mi cabello con ...
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