1. Una noche sin censura (Parte 1)


    Fecha: 28/01/2023, Categorías: Incesto Autor: Blanquita97, Fuente: CuentoRelatos

    Hoy me quedaba en mi camita bien a gusto… Es un fastidio el tener que madrugar solamente para abrirle la puerta a un desconocido que tiene que venir a ponerme un limitador eléctrico. Estoy en un piso de alquiler nuevo y, por eso, he tenido que andar con papeleos para dar de alta la electricidad y el agua.
    
    El hombre de la compañía de agua ya vino y no me enteré porque no le hizo falta subir a mi casa, ya que lo hizo todo desde el cuarto de contadores. Miro mi reloj que tanto me gusta (comprado en IKEA por 1,75€) que tengo colgado en una pared de la cocina, la de al lado de la nevera concretamente, y me doy cuenta de que son las nueve y algo de la mañana nada más.
    
    Pienso que es un poco pronto para que venga el electricista, aunque ya se sabe que este tipo de personas te dicen a una hora y suelen venir antes o después, nunca a la hora exacta. Prometió que estaría aquí a las nueve y media. Voy a desayunar algo para hacer tiempo. Un vaso de Nesquik y unas galletas Príncipe creo que será suficiente. Me encanta echar las galletas a la leche. Bueno, galletas, bizcochos, cereales… todo lo que sea que se pueda mojar para desayunar. Como veo que sigue sin venir y ya he terminado con mi primera y riquísima comida del día, voy a fregar los platos, vasos y demás. También aprovecho para barrer un poco la cocina porque anoche llegué tan tarde a casa que a esas horas no era buena idea andar haciendo tanto ruido con las tareas del hogar.
    
    –¡Mierda, mierda! –susurro malhumorada. Acaba ...
    ... de sonar el telefonillo y dice que ya sube. ¡Y yo ni me he cambiado de ropa todavía! ¡Si sigo con el pijama y los guantes de fregar puestos!
    
    Me pongo un vaquero elástico muy ajustado sin bolsillos, rápidamente, una camiseta ajustada negra de tirantes, también rápidamente, y me quedo con las zapatillas de andar por casa, por falta de tiempo. Da lo mismo, ya está llamando al timbre y me dirijo a abrirle la puerta.
    
    –Buenos días, soy Miguel, el electricista –dice él.
    
    –Hola, pasa, pasa, por favor –le digo amablemente mientras le indico con la mano que entre a mi casa.
    
    –Vengo a poner el limitador. Será solo un momentito –contesta él con mucha serenidad, pero observando detenidamente mi reacción. Creo que me ha notado en la cara lo poco que me gustan las visitas… y madrugar.
    
    Cuando estamos en el hall se queda mirando el cuadro eléctrico, sube el interruptor general y empieza a poner cara de sorpresa. Se gira y me dice:
    
    –¿Ya tienes electricidad en casa?
    
    –Sí, digo… no. Bueno, no sé. Es que, a ver, yo tenía un fusible puesto pero lo quité porque me aconsejaron unos vecinos que lo hiciera por si se enfadaba el electricista… digo… ¡jeje! –acabo de meter la pata y ya estoy con la dichosa risita tonta. ¡Mira que soy bocazas!
    
    –¡Jajajaja! No, mujer, no soy ningún ogro, ni nada por el estilo. No te pongas roja que no ha sido nada, ¡jaja! –me guiña un ojo, como gesto de consuelo. Odio ponerme colorada. –Entonces tengo que bajar antes al cuarto de contadores a ponerlo ...
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