1. Camila y su preocupación


    Fecha: 19/06/2018, Categorías: No Consentido Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    ... pidió que yo le pusiese protector algo a lo que inmediatamente accedí. Se colocó inicialmente de espaldas por lo que le cubrí toda su parte posterior de protector y al darse vuelta y ponerle en la parte delantera, vi cómo se pene ya estaba medio parado; hice como que no lo note y le comencé a poner protector en sus pies y empecé a subir por sus pierna. Al llegar a su zona genital le puse alrededor del pene, y luego pasé a vientre, pero él me dijo “te olvidaste de mi amigo” y agarrando la parte de piel que se había corrido de su glande lo cubrió y me dijo que le pusiese; yo inicialmente no le había puesto por dos motivos:
    
    Uno era el de no excitarlo, ya que él no lo había hecho conmigo y el otro porque no me animaba a tocarlo ya que nunca había tocado uno, pero como me lo dijo entre risas y se había corrido la piel para cubrir el glande, lo hice. Realmente la tenía gorda, ya que apenas podía rodearla con mi mano. Después de protegérsela continué con su barriga, su pecho, su cuello y su cara.
    
    Fue ahí cuando me dijo “listo, ya podemos tomar sol”. Me tumbé a su lado y tomamos sol durante unos 10 minutos, luego me tomó la mano y me hizo colocar boca abajo y se colocó de igual forma. A los pocos minutos comenzó a hablarme, agradeciéndome por estar pasando el día con él y a medida que hablaba su mano derecha recorría mi espalda desde el cuello hasta el inicio de mis glúteos, a los cuales nunca acarició, y pasados otros diez minutos se levantó y dándome la mano me hizo ...
    ... levantar a mí. Estando los dos de pie, me dio un beso y a medida que nuestras lenguas se fundían una con otra comenzó a apretarse contra mí. Sentía como su miembro se estaba endureciendo y como yo me estaba comenzando a mojar. Cuando sentí que sus manos comenzaron a acariciar mi espalda y llegaron a mis glúteos yo comencé a mover mí vagina alrededor de su miembro, fue en ese momento en que comenzó a doblar sus piernas hasta que acabamos de rodillas sobre las tablas de la cubierta, para inmediatamente terminar acostados en el piso, su cuerpo sobre el mío. En ningún momento nuestras bocas se separaron y fue en ese momento en que tomándose el pene, con la mano derecha, lo acomodó en la entrada de mi vagina. Empezó a introducirlo, pero yo lo paré diciéndole que se tendría que colocar un preservativo porque yo no me cuidaba ya que al no mantener relaciones sexuales con nadie no lo necesitaba. Él entonces me dijo, que no me preocupase que no acabaría dentro de mí y que si me penetraría sin preservativo era para que sintiese mejor lo que era perder la virginidad. Lo deje hacer y seguí sus indicaciones como la alumna que en ese campo era, por lo cual ante su indicación no pensé en que me iba a doler, en que iba a dejar de ser virgen, o en que me iba a embarazar; pensé en que hermoso era entregarme a un hombre que me quería, por lo que yo era como mujer y no como un pedazo de carne, que deseaba mi carne no por ser un caníbal sino para enseñarme lo que era ser mujer, por lo cual me relajé y ...
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